Richard Malka, abogado de 'Charlie Hebdo' amenazado de muerte: "Tenemos derecho a temer al islam"
El jurista publica el libro 'El derecho a cagarse en Dios', que recoge su defensa de la libertad de expresión durante el juicio por la masacre de 2015
18 mayo, 2023 02:25¿Y si la libertad de expresión no dibujara una línea ascendente en el tiempo, sino un paréntesis? Concretamente, uno que se abre en los años 70 del pasado siglo y se cierra hoy. Eso es lo que plantea alguien que tiene toda la experiencia y legitimidad para hablar del tema: Richard Malka, el abogado de la revista satírica francesa Charlie Hebdo, cuyos dibujantes y periodistas se convirtieron en mártires de la libertad de expresión al ser asesinados por Al-Qaeda en 2015 por hacer chistes sobre el islam.
Malka, que ha defendido a Charlie Hebdo en numerosos pleitos desde que se fundó en 1992 (han pasado 30 años y entonces él tenía tan solo 23) estuvo hace unos días en el Institut Français de Madrid para presentar su libro en el que expone sus ideas acerca de la libertad de expresión: El derecho a cagarse en Dios, publicado en español por la editorial argentina Libros del Zorzal.
El libro es la transcripción de su alegato durante el juicio por los atentados de aquel fatídico 7 de enero de 2015. "Lo nuestro es reír, dibujar, gozar de nuestras libertades, vivir con la cabeza muy alta frente a los fanáticos que querrían imponernos su mundo de neurosis y frustraciones, en coproducción con universitarios cebados de comunitarismo anglosajón e intelectuales, herederos de aquellos que apoyaron a algunos de los peores dictadores del siglo XX, de Stalin a Pol Pot", escribe el jurista. "Lo nuestro es pelear para seguir siendo libres. Nosotros y los que nos sucederán. Esto es lo que se juzga hoy. Y seguir siendo libres implica poder continuar hablando libremente sin ser amenazados de muerte, asesinados por Kalashnikov o decapitados".
Huelga decir que Malka vive amenazado de muerte por el islamismo radical y con algunas precauciones de seguridad. Una discreta escolta lo acompañaba en el acto y los periodistas tuvimos que aportar nuestro documento de identidad para acceder a él. El abogado quita hierro a las condiciones en las que se ve obligado a vivir, diciendo que "defender la libertad amenazada siempre tiene un precio, pero jamás me oirán quejarme en público por ello".
Opinó Malka en el Institut Français de Madrid que "la libre crítica de una religión era algo que ya se había conseguido con respecto al cristianismo, el judaísmo y el budismo", y defiende que en una sociedad democrática se debe dar el mismo trato a todas las religiones, por lo que no es justo intentar prohibir las críticas al islam.
"La islamofobia es una palabra que se inventó para prohibir la crítica a esa religión", opina Malka, que, tomando la acepción de fobia que significa "temor" y no "aversión", añade: "Tenemos derecho a tenerle miedo al islam, igual que tenemos derecho a estar contra el cristianismo, que ha provocado cientos de millones de muertos a lo largo de la historia". También se apoya en las opiniones expresadas por Salman Rushdie —otra víctima del fanatismo islámico— acerca de la islamofobia, un término que se emplea como escudo "para no ver los fenómenos fanáticos y la instrumentación política de la religión".
La culpa no es solo del fanatismo islámico: el otro extremo de la pinza es "la famosa ideología anglosajona según la cual no se puede ofender a nadie". Según el abogado y escritor, si nos plegamos a esta exigencia, eso nos obligará "a vivir y relacionarnos solo con gente que tenga las mismas ideas que nosotros", y eso conducirá, como ya está ocurriendo, a una polarización social y política cada vez mayor. "En las universidades hay muchas cosas que ya no se pueden expresar", afirma Malka, que menciona también las quemas de libros de Tintin o Asterix ocurridas recientemente en Canadá por contener imágenes estereotipadas de los pueblos indígenas.
Precisamente el abogado considera a toda Francia como "la aldea gala que defiende la libertad de expresión" ante los ataques del fanatismo islámico y también del activismo woke e identitario. "Desde la Revolución, Francia se sustenta sobre valores como el universalismo, que nos lleva a guiarnos por aquello en los que nos parecemos, y no por lo que nos diferencia".
'Wokes' y extrema derecha
Malka observa que "hay un desencanto de la libertad de expresión que proviene de las generaciones jóvenes, que la rechazan como si fuese un valor reaccionario que impidiese a algunos avanzar en sus ideologías, que consideran progresistas. Pero si la libertad de expresión sigue menguando, podéis estar seguros de que todas las demás libertades desaparecerán". Según el abogado, la libertad de expresión es lo que nos protege del "monstruo del totalitarismo".
El autor señala también un curioso cambio de tendencia: "Antiguamente el derecho reprimía la libertad de expresión; ahora la defiende y es el pueblo el que pide restricciones de esa libertad".
"Siempre necesitamos nuevos progresismos. Vivimos en una sociedad que no ofrece grandes ideologías desde la caída del Muro. Ya no hay espiritualidad, y el capitalismo ya no hace soñar a la gente como lo hacía en los 90. Tampoco el comunismo, ni la religión, ni la idea de Europa. Cuando somos jóvenes, todos necesitamos creer en algo mayor que nosotros mismos. Ahora existe un vacío y hemos sustituido las luchas sociales por las luchas identitarias".
Según Malka, se trata de "una ideología llave en mano muy pobre intelectualmente". A los jóvenes, opina el autor, "se les promete que van a mejorar el mundo si se adhieren a esa ideología".
Por otro lado, resulta curioso que hoy sea la derecha, y especialmente la extrema derecha, la que hace bandera de la libertad de expresión. "Se ha convertido en un discurso transgresor que alimenta a la extrema derecha. Marine Le Pen solo habla de eso. Es su nuevo caballo de batalla desde hace algunos meses, y especialmente en las últimas semanas".
30 años defendiendo a Charlie Hebdo
Charlie Hebdo se fundó en 1992 y desde entonces Richard Malka ha sido su abogado, algo nada fácil para una revista que se ha visto envuelta en infinidad de pleitos por sus sátiras irreverentes y, a menudo, pasadas de rosca. "Al principio nos pusieron muchas demandas asociaciones católicas integristas, muy relacionadas con el Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen" (sí, el padre de la líder ultraderechista que ahora se autoproclama adalid de la libertad de expresión).
"Ganamos todos los pleitos. Aquello duró una buena década, luego se acabó porque vieron que nunca ganaban", continúa Malka. "A ellos los reemplazaron asociaciones islámicas, y empezamos a perder apoyos porque mucha gente pensaba que nos estábamos enfrentando a colectivos débiles, como si la religión de los débiles no hiciera tantos estragos como las fuertes. Como si la vertiente más fanática de esa religión no tratara de forma terrible a las mujeres y no dijera que hay que condenar a muerte a los homosexuales. Aún en 30 países del mundo ser ateo es un delito".
Desde el atentado de 2015, Charlie Hebdo recibe muchas menos demandas. "Ya nadie se atreve, claro", dice el abogado. Sería como hacer leña del árbol caído. ¿Qué mayor castigo se le podría infligir a estos periodistas y dibujantes que la brutal represalia que se ejecutó contra ellos?
En la lucha por la defensa de la libertad de expresión, Malka dice que "hay que mantener la esperanza, porque si no nos volvemos cínicos y amargos". "Si uno pierde la esperanza, ya no lucha, y hay que seguir luchando, pero tengo que reconocer que no estamos en un momento muy positivo ahora mismo para la libertad de expresión. Ya no se acepta la ofensa, la gente se enfada como si cualquier ofensa fuera insoportable. Esto está relacionado con la ideología victimaria. Ahora mucha gente se define por su condición de víctima y se convierte en una adicción. Todas las personas hemos sido víctimas de algo doloroso en su vida".
Qué mejor ejemplo de ello que sus compañeros asesinados el 7 de enero de 2015 y los que sobrevivieron, algunos de ellos con gravísimas secuelas físicas y emocionales. "Nunca les he oído quejarse, jamás les digan cuando se crucen con ellos que son víctimas. Si uno vive considerándose una víctima, estará siempre enfadado con la vida misma y con los demás".
Benedicto vs Francisco
En el imaginario colectivo persiste la idea de que Joseph Ratzinger, el papa Benedicto XVI, era un intelectual reaccionario, mientras que Jorge Mario Bergoglio, el actual papa Francisco, es progresista. En cambio, Malka elogia el discurso que dio Ratzinger en la Universidad de Ratisbona en 2006, en el que habló de la unión de la fe y la razón, y la importancia de esta última en el ámbito religioso. Para explicar uno de los argumentos de su discurso, el papa citó un diálogo que el emperador bizantino Manuel II Paleólogo mantuvo en 1391 con un persa culto sobre el cristianismo y el islam, y en el que se aludía a la relación entre violencia e islam. La cita fue sacada de contexto y se difundió como si fuera su propia opinión, desatando algunas protestas en el mundo musulmán y también algunos comentarios de personajes políticos de Occidente (como el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero) defendiendo su libertad de expresión.
"No soy cristiano, pero aquel discurso fue sublime, de una gran profundidad e inteligencia", opina Malka. "Para Benedicto XVI no había religión fuera de la razón, y se convirtió en un escándalo".
Mientras Ratzinger defendía en sus discursos que la religión debía extenderse mediante el uso de la razón y no de la violencia, el papa Francisco cometió su primer resbalón mediático poco después de la masacre de Charlie Hebdo, a raíz de la cual dijo que la libertad de expresión debe tener "límites" y que "no se puede insultar la fe de los demás". En un ambiente coloquial, ante periodistas que le acompañaban en su avión, llegó a decir: "Es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero si Gasbarri [uno de sus colaboradores], gran amigo, dice una mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal!". Por mucho que añadiera que "no se puede asesinar en nombre de la propia religión o en nombre de Dios", sus palabras se interpretaron casi como una justificación de la brutal matanza islamista.
Con respecto a aquella metedura de pata de Francisco, Malka argumenta: "El papa dijo que si alguien se metía con su madre, le daría un puñetazo. Su madre existe, pero nadie ha demostrado que Dios exista. Es una tontería absoluta, no está al nivel de un papa decir esas cosas", responde.
No obstante, Malka considera que el papa Francisco no se equivocaba al decir que la libertad de expresión debe tener límites, pero estos deben ser "realmente necesarios" y "los menos posibles". Entre ellos, "no insultar a las personas por motivo de lo que son". En este sentido, dice el autor de El derecho a cagarse en Dios: "no puedo decir maldito judío o maldito árabe o insultar a alguien por su sexualidad o su raza, pero tengo todo el derecho a criticar las creencias de una persona. Hay una diferencia entre una persona y sus creencias, una persona no es lo que cree. La libertad de crítica a las ideologías y las creencias debe ser total".