Víctor del Árbol, Elísabet Benavent y José Ángel Mañas, ayer en Los Martes de El Cultural, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Foto: José Verdugo

Víctor del Árbol, Elísabet Benavent y José Ángel Mañas, ayer en Los Martes de El Cultural, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Foto: José Verdugo

Letras

“No necesito a los críticos”: el ciclo Los Martes de El Cultural se despide hasta octubre

Víctor del Árbol, Elísabet Benavent y José Ángel Mañas protagonizaron la última sesión de la temporada, celebrada en El Círculo de Bellas Artes 

14 junio, 2023 15:13

Hubo que esperar a la última sesión de Los martes de El Cultural para presenciar el encuentro más vibrante de la temporada. Los escritores Víctor del Árbol, Elísabet Benavent y José Ángel Mañas protagonizaron la conversación moderada por Nuria Azancot, redactora jefe de la sección Letras de la revista. El comportamiento del público lector ante las novedades, el mercado editorial y sobre todo la crítica literaria fueron los ejes temáticos por los que discurrió la charla dedicada a los géneros novelescos populares, que se iría llenando de coloquialismos, frases irreverentes, opiniones beligerantes y, al fin, desencuentros.

Al comienzo, todo eran gestos complacientes en la sala Ramón Gómez de la Serna del Círculo de Bellas Artes de Madrid, sede que ha albergado todos los actos desde que Sara Mesa inaugurara el ciclo en noviembre de 2022. Incluso cuando Azancot, que hizo una elocuente presentación aportando datos reveladores acerca del gran interés que despiertan la novela negra, la romántica y la histórica, dejó caer la primera bomba sobre la mesa. Sin remilgos ni paños de agua tibia; directa, al grano: ¿por qué los géneros que practicaban los autores interpelados a menudo eran considerados baja cultura?

“Una cuestión de prejuicios”. Así lo resolvió Del Árbol, no sin esgrimir a continuación los motivos históricos que, según su criterio, nos condujeron a esta coyuntura. “España era un país analfabeto”, recordó el historiador, que desde hace años se desempeña en la novela negra y acaba de publicar Nadie en esta tierra en la editorial Destino. La literatura, prosiguió el autor, “era una cosa de la burguesía”, pero tuvieron que inventarse “géneros para el entretenimiento”.

[Víctor del Árbol, Elísabet Benavent y Jóse Ángel Mañas: los géneros novelescos en Los martes de El Cultural]

Así nació la novela, vino a decir Del Árbol, pero “la cultura no tiene nada que ver con la formación, sino con el instinto”, y concluyó con un ejemplo típico: “El Quijote es el primer bestseller”. Por cierto, “el personaje para la historia que creó Cervantes no fue Alonso Quijano, sino Sancho Panza”, que es con quien las clases populares se identificaron.

Benavent localizó esos prejuicios de los que hablaba su colega. Eran dos: la consideración del entretenimiento como un género de baja calidad y el “sesgo de género”, o sea, que el público objetivo de la novela romántica —la que ella desarrolla— sean las mujeres. La autora de Cómo (no) escribí nuestra historia (Suma, 2023) se sirvió del sarcasmo para protestar contra unos comportamientos “elitistas”, según su juicio: “Así que si un libro llega a muchas manos, ¿significa que no es alta literatura?”, ironizó.

El entretenimiento y la literatura de calidad

Siguiendo con los criterios de calidad, Mañas afirmó que, más allá de los géneros, “la literatura es buena o mala”. Otro cliché, claro, pero sin tiempo para reponernos, el siguiente postulado del autor de Historias del Kronen sí resultó divergente con respecto al discurso dominante: “Defiendo mucho a los géneros; sin ellos no hay cultura”, dijo. Y aunque matizó pronto que su posición es contraria a separar la alta de la baja, se atrevió a expresar que “la clasificación —las etiquetas, tan denostadas— es uno de los indicios de la inteligencia humana”.

La charla continuó por los derroteros que marcó esta vez Del Árbol. "Hasta hace unos años la novela buena tenía que ser críptica, pero eso ahora ha cambiado", celebró. A propósito del eterno debate entre los textos complejos y los que resultan asequibles para el lector medio, "no es verdad que la literatura que se entiende no sea buena", aseguró el escritor. Y añadió: "Hay escritores que no renuncian a la profundidad, pero no son difíciles de entender". Del mismo modo, "que un libro venda mucho tampoco implica que sea malo", insistió, esta vez apoyándose en el ejemplo de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez

Víctor del Árbol, Elísabet Benavent y J. Ángel Mañas charlan sobre los géneros novelescos de actualidad en Los Martes de El Cultural José Verdugo Edición de vídeo

Y es que "el mundo editorial es un negocio y se trata de vender libros", como bien señaló Benavent, que acto seguido planteó el tema de la discordia: los críticos. La autora de La saga de Valeria se manifestó ferozmente en contra de quienes, "desde su castillo, establecen la diferencia entre lo que es bueno y lo que es malo". "No los necesito", dijo. Y apostilló que "este elitismo está tan pasado de moda que incluso fomenta el analfabetismo funcional". Mañas, desconcertado, alegó que él echaba de menos a esos críticos, pues, según aseguró, "ya no existen".

Según el autor de Guerrero (Algaida, 2023), novela ambientada en las primeras décadas de la conquista española de América, "la literatura ha perdido influencia". Salvo excepciones como Patria, de Fernando Aramburu, últimamente "no hay obras que generen una discusión pública".

Del Árbol, que había defendido una crítica más analítica que opinativa, se manifestó en contra. La literatura seguía siendo una referencia, por más minoritaria que fuera. Este apunte le sirvió a Mañas, de acuerdo con el matiz "minoritario", para realizar un análisis de mercado demoledor: los autores y las editoriales se multiplican, mientras que el crecimiento de la lectura no termina de consolidarse.

En todo caso, la utilidad del entretenimiento puso a todos más o menos de acuerdo: mientras que Mañas recordó que el Nobel Mario Vargas Llosa felicitó a Corín Tellado, célebre autora de literatura romántica, Benavent consideró que "los géneros populares también conforman el pensamiento crítico". Sin embargo, una acertada apreciación de Azancot, que moderaba el acto, volvió a embarrancar el debate. El motivo de la disputa fue la evolución de las mujeres en la novela romántica, tanto fueran lectoras como personajes de las propias obras.

Los géneros, ¿una elección?

En este momento, la conversación "degeneró", según apuntó Mañas, tal vez por un malentendido. Según el autor de Historias del Kronen, numerosas obras correspondientes a este género tenían, antes, un estilo más "pornográfico". Benavent debió entender que se refería a las novelas actuales. "Ni hago porno para mamás ni libros para leer con una mano", vino a decir. Tras el enredo, finalmente aclarado entre los contendientes, el encuentro continuó con fluidez.

En la recta final, los escritores explicaron su relación con los géneros que en este momento abordan. Del Árbol, que fue policía durante veinte años, lo último que quería era que se le identificara con la novela policiaca al comienzo de su carrera. Por ello ha tardado tanto en escribir su última obra. En la misma línea, defiende que "los escritores no eligen un género para contar una historia, sino que utilizan las herramientas que tienen a su alcance". Asimismo, "no creo que un escritor, cuando empieza, pretenda ser un autor de un género determinado", sentenció.

Víctor del Árbol, Elísabet Benavent y José Ángel Mañas, ayer en Los Martes de El Cultural, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Foto:

Víctor del Árbol, Elísabet Benavent y José Ángel Mañas, ayer en Los Martes de El Cultural, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Foto:

Hasta los inicios de su carrera literaria, Benavent había leído muchas obras vinculadas al realismo mágico, pero pronto comprendió que le fascinaba devorar novelas que le permitieran evadirse de la realidad. Así surgen sus narraciones, que, sin perder de vista reivindicaciones femeninas como la protesta contra el techo de cristal o la lucha por la conciliación, se sirven del humor para desarrollar las tramas.

Mañas también relaciona este asunto con la influencia de las lecturas previas. Además, el historiador de formación que, después de muchos años, se ocupa de la novela histórica considera que las referencias en este género "suelen ser un tostón". Las obras pueden estar muy bien documentadas, concedió, pero "hay que saber contar un relato". Según su juicio, el cineasta Ridley Scott, que ha dirigido numerosas películas de época, sabe hacerlo. En literatura, "lo importante son los conocimientos técnicos de novelista", concluyó.

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Del Árbol, por su parte, afirmaba: "No puedo escribir sobre algo que no me preocupe". Y es que "yo sí creo en la capacidad de la literatura para cambiar las cosas", aseguró. La sesión, que ofreció revelaciones muy interesantes acerca de los géneros populares, tenía que terminar con el regreso a la literatura comprensible. "La sencillez es una cosa muy compleja que se aprende con las novelas", dijo Del Árbol, y puso a Miguel Delibes como ejemplo.

Mañas ponderó, en este caso, la importancia de la empatía. El escritor vallisoletano lo lograba a través de sus personajes, construidos de manera que el lector pudiera sentirse interpelado. Con este buen sabor de boca se puso fin a la temporada de Los martes de El Cultural. En octubre, vuelven los encuentros entre creadores de las distintas disciplinas artísticas al Círculo de Bellas Artes de Madrid.