'Vampiros y alienígenas': el universo disparatado y resplandeciente de Javier Tomeo
Una veintena de cuentos breves, casi todos inéditos, configuran este libro póstumo en el que el escritor subvierte los géneros con absoluta libertad
8 julio, 2023 02:29En el conjunto de la obra narrativa de Javier Tomeo (Huesca, 1932-Barcelona, 2013) el cuento se manifiesta como una forma de gran labilidad. Muchas de sus novelas resultan un conglomerado de historietas más o menos sueltas aunque bien fundidas en una masa compacta. Y bastantes de sus cuentos podrían tener un desarrollo más amplio que los convirtiera en una delgada novela.
La mirada sobre el mundo de Tomeo se formula más como una serie de instantáneas que como un relato caudaloso. Por eso podríamos decir que fue ante todo un cuentista, o un cuentista que también hizo novelas. En parte, esa personalidad reside en una peculiar selección de personajes, así un largo catálogo de monstruos o un bestiario insólito presidido por el gallitigre, compendio simbólico de la naturaleza humana.
Esos personajes tan suyos los creó a partir de una libérrima inventiva privada de origen onírico o visionario, pero también recurrió al imaginario literario, a los Vampiros y alienígenas que copan la veintena de piezas de este libro póstumo junto con algún animal temible como el lobo. Ha de advertirse que no se trata de una rutinaria recuperación de páginas olvidadas. Son breves cuentos inéditos y solo tres se habían publicado ya.
Además, y es lo más importante, dan lugar a una reunión coherente pensada como tal por el propio autor. Los escribió en un lugar “con resonancias mágicas” de su tierra natal, el balneario de Panticosa. El entusiasta editor, Enric Cucurella, explica las circunstancias. Tomeo los concibió hacia el final de su vida y les dio la estructura que ahora vemos. Solo, pues, la muerte impidió que se cumpliera su voluntad hasta hoy.
Con tal título, sobra aclarar de qué materia trata el libro. A vampiros, “no muertos” y marcianos se refieren el ramillete de ficciones que los muestran en circunstancias peregrinas y despojadas de la habitual mitomanía del terror o la ciencia ficción. En alguna medida, Tomeo desmonta los comodines de estos géneros populares y practica una metaliteratura al contrario que los trata con desenfado o burla. Quedan, claro, los rasgos definitorios, tal los colmillos afilados para acribillar a la víctima, pero un ramalazo de humor desacredita tal mortífera arma. Y se suceden portentosas anécdotas.
Tomeo renunció al realismo y apostó por la pura inventiva como un modo de transitar por un mundo insatisfactorio
Vampiros menesterosos pretenden reivindicar su condición, cual opositor a plaza oficial. Una universidad de verano concede títulos y diplomas a los no muertos, quienes se examinan en una Academia oficial. Los no muertos celebran una convención. Un solemne catedrático se las ingenia para que los gallos retrasen su canto matutino de modo que un vampírico noble dilate su lujuria matinal. Hay quien se reivindica del clan de Nosferatu y reniega del de Drácula.
Semejante inventario vampírico no causa, sin embargo, monotonía porque otros casos diversifican el libro. Una criatura de Frankenstein se lamenta de su mala pinta “apedazada”. Unos marcianos quieren convertir el mundo en un avispero. Alguien rentabiliza su negocio de carrozas fúnebres. En fin, la gran semilla de Tomeo, Kafka, aparece en un debate sobre si Samsa es escarabajo o cucaracha.
[Javier Tomeo, muerte y soledad]
Puede parecer el de Vampiros y alienígenas un Tomeo menor pero se trata del mismo narrador que renunció al realismo y apostó por la pura inventiva como un modo de transitar por un mundo insatisfactorio. Aquí elude el valor alegórico habitual en sus historias, crea una sugestiva realidad paralela a la nuestra, apela al absurdo y derrocha ironía y humor inteligente. Un auténtico placer dejarse llevar por este alocado repertorio de espectros.