La persecución de los sueños: Italo Calvino en 12 palabras clave
De sus orígenes cubanos a su relación con Pavese y su versatilidad literaria, una docena de vías para adentrarse en el vasto mundo del autor.
15 octubre, 2023 01:29Cuba
Italo Calvino nació el 15 de octubre de 1923 en Santiago de las Vegas, en la periferia de La Habana, donde sus padres, italianos, vivían por motivos profesionales. Tenía dos años cuando su familia regresó a Italia para instalarse en San Remo. A su país natal volvió, invitado por la Casa de las Américas, en 1964. Fue un viaje intenso. El 19 de febrero se casó en La Habana con Esther Judith Singer. Concedió una entrevista al periódico Revolución, conoció al Che Guevara y recorrió los escenarios de su infancia. En Cuba se creó en 1996 un premio de novela que lleva su nombre.
Milenio
En el origen de una de sus obras fundamentales, Seis propuestas para el próximo milenio, está la invitación que en 1984 le realizó la Universidad de Harvard para que ocupara la cátedra de las Charles Eliot Norton Poetry Lectures, consistente en un ciclo de seis conferencias (iniciado en 1926 y que tuvo entre sus protagonistas a T. S. Eliot, Igor Stravinsky, Borges y Octavio Paz) que se desarrolla durante el año académico.
Calvino quiso dedicar estas ponencias “a algunos valores o cualidades o especificidades de la literatura” que le eran “particularmente caros”, situándolos “en la perspectiva del nuevo milenio”. Estos valores son: levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad y consistencia. La muerte le sorprendió antes de viajar a Harvard, donde pensaba escribir el último texto.
Alegoría
A lo largo de los años 50, alejado ya de las coordenadas neorrealistas, escribe tres novelas que “tienen en común el hecho de ser inverosímiles y de ocurrir en épocas remotas y en países imaginarios”: El vizconde demediado, El barón rampante y El caballero inexistente, reunidas bajo el título de “Nuestros antepasados”. Calvino recurre a la alegoría para reflexionar sobre la realización humana, la conquista del ser, la lucha contra “las mutilaciones impuestas por la sociedad”, la búsqueda de una plenitud no individualista, la libertad...
[Italo Calvino, el autor invisible]
Son obras en las que se pone de manifiesto, como explica María J. Calvo Montoro, uno de sus principales rasgos como escritor, “su relación privilegiada con el mundo de la imagen”, a partir de la cual es capaz de generar un sistema narrativo. Calvino propone un árbol genealógico de los antepasados del hombre actual y, por supuesto, está hablando sobre el presente.
Partisanismo
Calvino participó en la Resistencia italiana, en la brigada partisana Garibaldi, en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Fue llamado a filas por la República de Saló, pero sus principios le llevaron a la deserción y la lucha contra el fascismo. Reflejó estas experiencias en su primera novela, El sendero de los nidos de araña, y también en los relatos de La entrada en guerra, en los que “los hechos narrados contienen buena parte del futuro”.
Al final de la guerra, que había provocado una interrupción en sus estudios, se trasladó a Turín, donde se matriculó en Letras y comenzó a colaborar en Prensa. Calvino se afilió al Partido Comunista Italiano, del que se desvincularía, desencantado, tras la invasión de Hungría por parte de la URSS.
Neorrealismo
“Cuando inicié mi actividad”, señala Calvino en Seis propuestas para el próximo milenio, “el deber de representar nuestro tiempo era el imperativo categórico de todo joven escritor”. Así, constata en la Nota 1960 de “Nuestros antepasados”, se esforzó por escribir El sendero de los nidos de araña, su primera novela, “con la mayor brutalidad neorrealista”. En la Italia de la posguerra y en el primer tramo de su trayectoria literaria acomete novelas “sobre temas de la vida popular de aquellos años”, llenas de “proletariado y sucesos de crónica negra”, pero se dio cuenta de que “la realidad era mucho más compleja”.
Publicó más piezas neorrealistas, pero algunos manuscritos se quedaban en el cajón. Y es que, en pocos años, “la música de las cosas había cambiado”. Dudó sobre sus condiciones de escritor e, influido ya por otro ambiente, el de los primeros años 50 y la Guerra Fría, ejecutó un giro que se reflejó en El vizconde demediado.
Familia
Italo Calvino era hijo de Mario Calvino, ingeniero agrónomo y botánico que había pasado del anarquismo al socialismo y de México, donde había vivido la revolución, a Cuba, y de Giuliana Luigia Evelina Mameli, botánica y profesora. Distintos de carácter pero unidos por la ciencia y la conciencia social. Su esposa (gran conocedora de su obra y protectora de su legado) fue la traductora argentina Esther Judith Singer, conocida como Chichita Calvino, que falleció en Roma en 2018, a los 93 años. Nacida en Buenos Aires, trabajó para organismos internacionales como la Unesco. Tuvieron una hija, Giovanna Calvino, en 1965.
Combinatorio
En su búsqueda de nuevos enfoques de creación, Calvino desarrolla en los años 60 y 70 (inspirado por sus experiencias intelectuales en París y su relación con el grupo Oulipo) varias obras en las que entiende la literatura como juego combinatorio. En El castillo de los destinos cruzados, las dos narraciones que lo componen parten de las posibles interpretaciones de dos diferentes mazos de tarot. El componente metanarrativo y metatextual, a partir de una voluntad escritural de complejidad lúdica, se acentúa en Las ciudades invisibles y Si una noche de invierno un viajero.
Muerte
El 6 de septiembre de 1985, mientras trabajaba en las conferencias que integrarían Seis propuestas para el próximo milenio, Calvino sufrió un ictus. Después de varios días en el hospital, falleció en la madrugada del 18 al 19 de septiembre.
Pensamiento
El extenso repertorio de las inquietudes intelectuales de Calvino queda reflejado tanto en sus ensayos como en sus ficciones: las posibilidades de la creación literaria, el conocimiento de la realidad, la relación del hombre con el mundo (del individuo con la sociedad), la autodeterminación personal, los avances científicos y técnicos, la libertad, la memoria, el papel del azar en la literatura y en la vida, la necesidad de la imaginación, la ciudad en el tiempo, la semiótica y el lenguaje.
Pavese
En los inicios literarios de Calvino, el editor, poeta y narrador Cesare Pavese fue una figura fundamental, ya que además de motivarlo para que publicara su primera novela lo introdujo en una de las editoriales más importantes de Italia, Einaudi, donde trabajó arduamente como editor. El autor de El bello verano fue quien le puso el apodo de “ardilla”. Estas circunstancias están documentadas por Carlos Clavería Laguarda en Italo Calvino, una ardilla en Einaudi (Altamarea).
Clásicos
Para Calvino, “un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir”. Otro rasgo del clásico es que “tiende a relegar la actualidad a la categoría de ruido de fondo, pero al mismo tiempo no puede prescindir de ese ruido de fondo”. Más allá, “es clásico lo que persiste como ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone”. Desde su condición más omnívora de lector, afirma que “los clásicos son libros que cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad”. Homero, Ovidio, Ariosto, Balzac, Flaubert, Tolstói, Stevenson, Montale y Borges, entre otros, desfilan por una de sus obras de referencia, Por qué leer los clásicos, convertida, a su vez, en un clásico.
Ciencia
La red de intereses de Italo Calvino abarca sustancialmente los desarrollos científicos y tecnológicos. Así lo manifiesta, por ejemplo, en el primer texto de Seis propuestas para el próximo milenio, en el que se anima a mirar el mundo con otra óptica: “Si la literatura no basta para asegurarme que no hago sino perseguir sueños, busco en la ciencia alimento para mis visiones”.