Juan Pedro Aparicio. Foto: Archivo del autor

Juan Pedro Aparicio. Foto: Archivo del autor

Letras

'Solo de amor', 'tour de force' en torno a la pasión de Juan Pedro Aparicio

El autor presenta 13 relatos y 37 minificciones en donde el presente se da la mano con la memoria y la elegía, y la seriedad con el humor

2 enero, 2024 01:33

Juan Pedro Aparicio (León, 1941) ha cultivado las diversas variantes narrativas, la novela, el cuento y el microrrelato. En Sólo de amor recoge en sendas partes textos de las dos últimas formas: 13 relatos y 37 minificciones. Todo ello aborda el tema único que proclama el título. Este carácter rigurosamente unitario, verdadero tour de force, indica un necesario trabajo de escritura estricto y meticuloso capaz de dar cumplida y hábil respuesta al exigente requisito temático previo.

Abren el volumen las narraciones de cierta extensión. Un par de ellas tienden al relato corto, una quincena de páginas apretadas. El resto se acercan al cuento algo largo menos detallista. En cualquier caso, todos participan de una sólida base argumental y responden a la creencia de que un cuento debe sostenerse sobre un argumento, por leve que sea. Por ello las piezas de Aparicio tienen un aire clásico y procuran, en primera instancia, el placer de la narratividad.

Portada de 'Solo de amor'

Portada de 'Solo de amor'

Solo de amor

Juan Pedro Aparicio

MAR Editor, 2023. 190 páginas. 18 €

El mundo entero de posibilidades que ofrece el tema del amor lo afronta el autor un tanto como si se tratase de un reto. Lo unitario adquiere una pluralidad de perspectivas y sentidos que va acompañada de tratamientos diversos, dentro del tono tradicional señalado.

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En cuanto a los sentidos, se abarca el amplio abanico de posturas que caben al respecto. Así aparecen las primeras percepciones infantiles en que mujeres y hombres descubren un impulso misterioso, el idealismo juvenil, la sentimentalina adolescente y la irrupción desconcertante del eros. En el otro extremo, encontramos las taras y déficits propios de la condición humana. Salen el engaño, la mentira, la infidelidad, la lujuria, el desengaño, el voyerismo, el fracaso, la venganza, los equívocos…

Esta larga lista de actitudes ante el influjo todopoderoso de Venus viene a desmenuzar las circunstancias y variantes del gran impulso que mueve a los humanos, el “haber ayuntamiento con fembra placentera”, que decía el arcipreste de Hita. Tal estímulo seminal lo trae Aparicio a nuestros días por medio de una admirable fecundidad anecdótica.

El rico anecdotario tiene una importancia capital porque proporciona una gran fuerza comunicativa a la obra. El lector disfruta con tantas peripecias simpáticas, ocurrentes o ingeniosas. Lo argumental posee incluso un peso absoluto en algún relato. Un guionista audiovisual tendría materia bastante en “La gata” para convertirlo en una miniserie de misterio.

La técnica logra efectos de viveza y plasticidad. Es variada y a veces juguetona: un cuento propone dos desenlaces. El realismo costumbrista se mezcla con la pura invención. El presente se da la mano con la memoria y la elegía, y la seriedad con el humor. Muy diversos son los espacios: desde una embajada hasta una escuela; algunos se localizan en Lot (la ciudad del noroeste español fundada por el autor) y otros en Nueva York, Madrid...

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La segunda parte del libro recoge microrrelatos que van de una página a unas pocas líneas. Aparicio los llama “cuánticos” porque, explicó hace tiempo, son “la mínima cantidad de narratividad que se precisa para que exista un cuento”. Expeditivos y concentrados, observan el amor desde la paradoja, la contradicción, la sorpresa o la revelación súbita.

El conjunto de relatos largos o mínimos se salda con una poliédrica panorámica del amor, seria a la vez que inquietante, amena y de muy gustosa lectura.