Kurt Vonnegut en 1965. Foto: Bernard Gotfryd

Kurt Vonnegut en 1965. Foto: Bernard Gotfryd

Letras

Kurt Vonnegut, el futurista: la novela de ciencia ficción de 1959 que se adelantó a 'Matrix' 40 años

El escritor narra en 'Las sirenas de Titán' viajes siderales y plantea que vivimos en una realidad prediseñada por fuerzas superiores a nosotros.

20 enero, 2024 02:00

Los reencuentros con viejos conocidos literarios provocan un cúmulo de sensaciones nostálgicas de compleja verbalización. La relectura de Las sirenas de Titán (1959) de Kurt Vonnegut (1922-2007) me ha teletransportado a mis años universitarios cuando, en la Transición, era autor referencial junto a Bukowski y Burroughs en el triunvirato de transgresores de obligada lectura.

Las sirenas de Titán

Kurt Vonnegut
Trad. Miguel Temprano García.
Blackie Books, 2023
297 páginas. 23 €

He utilizado el término teletransportado porque precisamente de eso va el argumento de esta obra, de viajes siderales entre los distintos planetas del sistema solar. Se trata de una novela de ciencia ficción que nos sitúa espacialmente en Newport, Estados Unidos, y temporalmente en un momento impreciso entre la II Guerra Mundial y la Tercera Gran Depresión.

El multimillonario Winston Niles Rumfoord y su perro Kazak recorrerán el espacio interplanetario a bordo de una nave galáctica bautizada “La Ballena”. Al alcanzar los “Infundíbulos cronosinclásticos” —lugares espaciales donde incluso verdades contrapuestas encajan de forma lógica— la materia celular de Rumfoord se esfumó pasando a convertirse en fuente de energía que tan solo puede recuperar su naturaleza humana cuando interfiere con la órbita de algún planeta, disponiendo tan solo de una hora hasta retornar al estado etéreo.

Otra singularidad es el hecho de que conozca pasado, presente y futuro como si de una misma realidad se tratara. El riquísimo heredero Malachi Constant es invitado a una de las referidas materializaciones, que cuando de la Tierra se trata ocurre cada 59 días, en la que Rumfoord le predice su futuro viviendo en otro planeta. Constant intentará por todos los medios controlar su propio destino, pero todo será en vano, e incluso llegará a ser protagonista de la guerra que Marte inicia contra la Tierra.

El tema sustancial se asemeja al planteado en la película Matrix: la vida es una entelequia, pues somos utilizados por fuerzas superiores a nosotros mismos. Tal como afirma Rumfoord —recordemos que conoce todas las verdades pasadas y futuras— en el último relato: “A nadie le gusta pensar que lo están utilizando. Cualquiera se negaría a admitirlo hasta el último momento.” (p. 265).

Se nos plantean dilemas relativos a la existencia y sentido de la libertad, pues tal vez no seamos dueños de nuestros propios actos, sino que vivimos en una realidad previamente diseñada por el “controlador de la situación”. Es decir, ¿son nuestras acciones y actuaciones fruto del libre albedrío o fueron anteriormente preestablecidas por algún tipo de ser o fuerza superior, ya sea máquina o dios alienígena? (tal vez el dios de la “Primera Iglesia de Dios Totalmente Indiferente”).

Otro interrogante, ¿es nuestra civilización el resultado de los acontecimientos históricos o ha sido manipulada durante miles de años por los tralfamadorianos? (sí, los mismos que volveremos a encontrar en su novela más conocida, Matadero 5).

Como escribe Stony, amigo de Constant, “Dios sabe que no es gran cosa, pero he aquí lo que sé con seguridad […] Lo primero que sé con certeza es lo siguiente: Si las preguntas no tienen sentido, tampoco tendrán las respuestas.” (p. 113). Los seres humanos nos vemos en la encrucijada de encontrar la respuesta al sentido de nuestras vidas; sin embargo, la propuesta de Vonnegut cuestiona el hecho de nuestra obsesión por encontrar una respuesta que tal vez no exista. Lo importante radica en que incluso si todos estamos predestinados por fuerzas superiores a nuestra voluntad, tenemos la capacidad de amar y ser felices.