Esther García Llovet. Foto: Alfredo Arias

Esther García Llovet. Foto: Alfredo Arias

Letras

La picaresca ilumina a 'Los guapos', la nueva novela de Esther García Llovet sobre ovnis y buscavidas

La escritora arroja una mirada externa que no valora ni enjuicia a las pobres gentes de incierto futuro que componen el fresco de personajes.

28 febrero, 2024 02:21

En su anterior novela, Spanish Beauty, Esther García Llovet (Málaga, 1963) situaba la acción en un Benidorm espectral y tarantinesco repleto de mafiosos donde una policía corrupta cometía toda clase de desmanes. En Los guapos, sigue en la costa levantina y traslada la acción a la Albufera. Aquí prolonga en buena medida un semejante ambiente expresionista basado en un peculiar realismo, pero sustituye la anterior perspectiva literaria por la picaresca. Ya no ocupan la novela duros delincuentes sino un buscavidas y las pobres gentes de incierto futuro que lo rodean.

Los guapos

Esther García Llovet

Anagrama, 2024. 125 páginas. 16,90 €

La anécdota tiene gracia y se cuenta con desparpajo. En los arrozales de El Saler se produce un misterioso fenómeno, la aparición de crop circles, grandes formas circulares en los campos sembrados. El simpático y embaucador Adrián, el protagonista, había oído hablar de ellos tras una noche de ayahuasca, de viaje psicotrópico y cósmico, y, haciéndose pasar por periodista, trata de desvelar el portento: si los ovnis han hecho acto de presencia en esa franja litoral, si se trata de un fenómeno de la naturaleza o si se debe a una acción humana interesada.

De todos modos, su instinto de pícaro le dice que puede sacar algún beneficio del portento. Por ello se compincha con un marrullero Amigo Abogado, con quien planea la organización de grandes festivales musicales, el primer Burning Man de Europa.

Los partenaires del charlatán Adrián son individuos marginales. Los más importantes se relacionan con el camping: un empleado, tipo raro, el loco del pueblo, hipotético responsable de los círculos; una segurata cachas y grande, infatigable devoradora de pipas, que mantiene a ratos un programa radiofónico de misterios esotéricos; una Mornell, manitas rápida y barata, abandonada en un rio cercano como Moisés; un anciano que pasea los perros de los clientes y a quien detiene la Guardia Civil por pirómano.

Se añaden, de fuera, un italiano que instaló tiempo ha un decaído kiosco en medio del bosque, un chaval que tima a Adrián y, con categoría también de protagonista, el gato montés Ocho.

Esta anticonvencional historia, bastante loca, supone una atractiva aportación a los retos de la novela

Esta tropa de inadaptados sociales llevan a cabo un puñado de acciones: traman actividades de supervivencia, se vigilan, se enfrentan, se engañan, corren peligros… En suma, un vivir precario marca su rutina vital, a la que se aferran porque, como dice la segurata, “en la vida todo sigue, si te das cuenta, las cosas que te pasan en realidad no se acaban nunca, cambian a otra cosa pero acabarse no”.

Ese “lo que te pasa” lo muestra García Llovet con una mirada externa, sin la menor exploración psicologista, y además, sin el más mínimo juicio de valor. Ni condena ni redime a esos tipos un tanto chalados y maniáticos a los que ve desde fuera, sin implicarse en sus conflictos y ambiciones, y a quienes endosa los extremos de la vida, tanto la violencia, el dolor o la soledad como la ternura y la compasión.

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Una impresión de derrota y frustración se desprende de un argumento que juega también con los límites de la realidad y la fantasía. Conviven lo paranormal, los crop circles, y el realismo, que puede resultar engañoso; los tres camellos que caminan por la Albufera no son una alucinación, son los de Reyes que comen allí arroz el resto del año.

Una prosa coloquial, rápida y con magníficas comparaciones produce una imagen quebrada del mundo, a la vez divertida y triste. Esta anticonvencional historia, bastante loca, supone, por otra parte, una atractiva aportación innovadora, muy intuitiva y espontánea, a los retos actuales de la novela.