Marianne Wiggins, en la estela de Faulkner: la novela que reinventa el arte de la saga familiar
'Las propiedades de la sed' está ambientada en un rancho de California junto a un campo de concentración para japoestadounidenses tras el ataque a Pearl Harbor.
9 julio, 2024 01:47Marianne Wiggins (Pensilvania, 1947) ha reinventado el arte de crear una impactante épica familiar californiana en los tiempos del bombardeo de Pearl Harbor. Construye unos personajes poderosos, pero, además, el otro gran protagonista es el paisaje, escenario de dos acontecimientos políticos pesadillescos insertados en la narración. Por una parte, nos enfrenta a los campos de internamiento para los más de cien mil ciudadanos japoestadounidenses tras Pearl Harbor; por otra, desarrolla los efectos dramáticos de la "guerra del agua" en Los Ángeles.
La familia Rhodes, dueña de grandes extensiones en el valle de Owens, defenderá su rancho Las Tres Sillas contra el Departamento de Aguas de Los Ángeles, responsable de drenar los acuíferos de la zona. Rockwell Rhodes, el patriarca, construyó su rancho con la idea de Thoreau: "Una silla para la meditación; dos para la conversación; tres para la compañía".
Es en el valle de Owens, cerca de la pequeña localidad de Lone Pine, donde en la vida real se construyó uno de los campos para confinar a diez mil ciudadanos de origen japonés. Wiggins integrará el retrato de una saga norteamericana, los Rhodes, luchadora y solidaria en el marco desolador de los japoneses privados de libertad.
Rockwell Rhodes, heredero de una fortuna del Este, ha perdido a su esposa Lou, de origen francés, doctora y excelente cocinera, y vive con su hermana gemela, la pintoresca Cas, y sus dos hijos, también gemelos: Sunny, fascinada por la gastronomía, y Stryker, alistado en el ejército y desaparecido en Pearl Harbor.
Schiff, un joven abogado judío, es enviado al valle de Owens para el levantamiento y dirección del campo. Schiff tratará de mejorar las existencias de los seres alojados en barracones y trabará amistad con la familia Rhodes. Su enamoramiento de Sunny, que dirige un exquisito restaurante en Lone Pine, irá subiendo la sensorialidad del relato, casi en paralelo a las descripciones culinarias.
Se podría objetar que gran parte de los personajes son demasiado fascinantes y buenos para creerlos. ¿Y por qué no?
Una envolvente panorámica de hechos y protagonistas se despliega con la utilización del estilo indirecto libre. El narrador omnisciente se fundirá en los pensamientos de cada personaje hasta convertirlos en seres henchidos de vida. La obra se dividirá en once capítulos, que reflejarán algunas propiedades de la sed: la sorpresa, el reconocimiento, la memoria, el deseo y la frustración de ese deseo o el sabor de lo inevitable, entre otras. Y cada propiedad es un fragmento de vida de los personajes que desfilan por la narración, creando un mosaico complejo de un momento de la historia norteamericana.
"No puedes salvar lo que no amas", es la frase que abre la novela. Salvar la familia, salvar el agua, salvar la tierra, salvar a los desfavorecidos o a uno mismo, en suma, solo el amor nutre las existencias de muchos de estos seres. Se podría objetar que gran parte de los personajes son demasiado fascinantes y buenos para creerlos. ¿Y por qué no? Ya bastante siniestras eran las circunstancias y las decisiones políticas para no centrarse en la perspectiva de la solidaridad y la generosidad de algunos protagonistas.
Una formidable construcción novelesca de Marianne Wiggins, finalista del Pulitzer y del National Book Award por Evidence of Things Unseen (2003) y exesposa de Salman Rushdie, que antes de terminar la novela sufrió un episodio cerebrovascular y el manuscrito quedó paralizado.
En el epílogo, su hija, Lara Porzak, narra cómo consiguió embarcar a su madre en una recuperación de la salud y de la obra, batallando en el hospital con los manuscritos de trabajo de la escritora y redefiniendo la versión definitiva de esta extraordinaria y faulkneriana novela.