Pilar Adón

Pilar Adón Daniel Hidalgo

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Pilar Adón, escritora: "No soporto la corrección en que vivimos, próxima a la censura"

El Cultural
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¿Qué libro está leyendo?

Los hermanos Tanner, de Robert Walser.

¿Cuál es el libro que más le ha ‘autoayudado’?

Cualquier obra de Iris Murdoch. También El amante, de Marguerite Duras.

Si no hubiera podido ser escritora, editora y traductora, ¿qué hubiera querido ser?

Bailarina, pianista y fotógrafa. En ese orden cronológico.

Un acontecimiento histórico que le habría gustado vivir in situ. ¿Por qué?

El descubrimiento de la penicilina. En mi casa siempre se pensó que los antibióticos habrían salvado la vida de mi abuela, pero aún no se conseguían en España cuando ella enfermó.

Tras el éxito de su última novela, De bestias y aves, (Premio Nacional de Narrativa 2023), reúne en Las huidas su poesía completa, desde 1998 a 2024. ¿Por qué, y por qué ahora?

Es un proyecto que Elena Medel [editora de La Bella Varsovia] y yo llevamos años acariciando, pero llegó la pandemia y lo paralizó todo. Necesitaba cerrar ese espacio para abrir otro.

¿Cómo resumiría brevemente su poética?

La búsqueda de un entorno en el que librarse de la gravedad.

¿Como se influyen mutuamente la poeta y la narradora, qué se prestan, cómo se “contaminan”?

Se llevan bien. Comparten una obsesión idéntica por la palabra justa.

¿Y los autores y autoras que ha traducido?

En el empeño por la precisión y la fidelidad a lo que se quiere decir.

¿Qué predomina en sus versos, la lucha contra la resignación y la culpa, la exaltación de la vida y el amor, la nostalgia, el dolor por las ausencias?

El deseo de no estar en ningún sitio y a la vez estar en todos.

Un disco/canción que se ponga en bucle estos días.

La Pavana de Gabriel Fauré.

¿Cuál es la serie que ha devorado más rápido? ¿Diría, por cierto, que es la mejor que ha visto? ¿O es otra?

Soy maratoniana: es terminar un episodio y querer ver seguidos todos los que quedan. Pero la mejor sigue siendo Retorno a Brideshead.

¿En qué película se quedaría a vivir y en cuál no aguantaría ni un minuto?

A vivir, en Picnic en Hanging Rock y en Días del cielo. Y no soporto las películas infantiles con personajes que chillan desde el primer segundo.

¿Ha experimentado alguna vez el síndrome de Stendhal?

Diría que varias veces. La más reciente en un viaje a Turín, ante la ciudad entera. Esa fascinante fusión de belleza y perversidad.

No se muerda la lengua, díganos algo que ya no soporte del mundillo cultural.

La corrección en que vivimos, próxima a la censura. La ideologización y el dogmatismo impuestos por mentes biempensantes con aires de superioridad.

Una obra sobrevalorada.

La música de las películas. Predispone demasiado al espectador, como si tuviera que avisar de lo que va a venir. Menos en los musicales, claro.

Un placer cultural culpable.

Ver en bucle vídeos musicales de los 80.

¿Cuál es la última exposición a la que ha ido? Impresiones…

En el Guggenheim de Nueva York, una exposición de Jenny Holzer que me maravilló por su expresión artística a través de las palabras.

¿La Inteligencia Artificial matará la creación artística?

Nunca. No puede representar ni de lejos las grandezas y las miserias más básicas de la humanidad. El amor, el odio, la empatía, la envidia…

España es un país…

De golpes de pecho y puñetazos en la mesa. De sentimentales.