Siri Hustvedt rinde homenaje a Paul Auster en Madrid: "Ser su esposa fue muy divertido"
- La novelista, junto a su hija Sophie Auster e invitados como Vila-Matas y David Trueba, recuerda al fallecido escritor neoyorquino en el Círculo de Bellas Artes.
- Más información: 15 libros para comprender el universo literario de Paul Auster, el escritor que desafió al destino
Hace poco más de 21 años, este humilde cronista estuvo presente, como buen fan veinteañero austeriano, en la extraordinaria charla que dio Paul Auster en junio de 2003 en la sala de columnas del Círculo de Bellas Artes de Madrid. El motivo del encuentro era la presentación de una de sus obras maestras, recién publicada en ese momento, El libro de las ilusiones. Todos los que acudimos al acto le recibimos prácticamente como a una estrella pop literaria.
Además, también pudimos descubrir in situ a unas radiantes y orgullosas Siri Hustvedt y Sophie Auster, que no dejaban de sorprenderse por el culto y la pasión que despertaban los libros y la presencia de su querido marido y padre en nuestro país. Y es que no era para menos, teniendo en cuenta el absorbente y particular universo literario del autor neoyorquino, repleto de soledades absolutas, guiños del azar y coincidencias extraordinarias, registrado magistralmente en algunas de sus mejores obras como El país de las últimas cosas, La música del azar, El palacio de la luna, La invención de la soledad y por supuesto, su mundialmente famosa (y rechazada primigeniamente por 18 editoriales) Trilogía de Nueva York.
Pero el destino y el infortunio provocaron que ayer, casi seis meses después de la reciente muerte del escritor galardonado con el Príncipe de Asturias en 2006, las dos mujeres de su vida, junto a su nieto Miles y su yerno, el fotógrafo Spencer Ostrander, acudieran a este emotivo encuentro organizado por la editorial Seix Barral en esa misma sala de columnas (donde no cabía ni un alfiler) para homenajear la figura y obra del gran Paul Auster junto a algunos conocidos más como el escritor Enrique Vila-Matas o David Trueba.
En una ceremonia conducida por la periodista y presentadora Marta Fernandez, los primeros en aparecer fueron Juan Miguel Hernández León, presidente del Círculo de Bellas Artes, y Elena Ramírez, directora de su actual editorial que comenzaron a honrar la figura del escritor de Brooklyn a través de diferentes anécdotas.
A continuación, llegó el momento más esperado del homenaje cuando subió al escenario Siri Hustvedt, donde la reciente ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras comenzó reconociendo que Auster hubiese estado muy feliz de estar allí. "Cada lector de alguna manera contribuye al libro, que a su vez, es una tecnología de fantasmas a través de la cual le hablan al lector", explicaba Hustvedt. "El autor puede estar muerto, pero sus palabras se reaniman cuando alguien las lee. Cuando Paul murió, muchas personas fueron muy amables diciéndome que su obra vive en ellos, pero quienes le amábamos profundamente sabemos muy bien que sus libros no pueden ser un sustituto de la persona”.
También tuvo palabras reveladoras acerca de cómo fue el proceso de escritura en su última novela, Baumgartner: "Como suele ocurrir con la mayoría de grandes escritores, mucha parte de su obra surgía de lugares no conscientes. Él me leía el libro en voz alta capítulo por capítulo, y siempre acababa diciendo que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Yo le insistí en que debía continuar. Y es que a veces los libros saben más que el escritor".
Hustvedt también resaltó: "La obra de Paul inspiró adoración pero también furia en la prensa, un crítico incluso llegó a reseñar que mi marido despreciaba los valores de la literatura clásica, nada más lejos de la realidad", renegando de paso sobre la etiqueta "posmodernista" que muchos inevitablemente le han colocado a lo largo de su carrera.
La escritora y ensayista también reveló que está trabajando en un libro conjunto de memorias sobre su marido que llamará Ghost Stories y que incluirá el último texto que escribió el autor: un pequeño libro de 35 páginas llamado Cartas a Miles y que está dirigido a su nieto.
Respecto al gran éxito literario que tenía su marido, la escritora aplicó unas pinceladas de su reconocido sentido del humor. "Sus libros le hicieron famoso, ¡no tan famoso como Taylor Swift! pero hoy una calle lleva su nombre en Brooklyn y un sándwich lleva su nombre en Los Ángeles", apuntó la escritora, que también reconoció que Auster "no ansiaba escribir otra novela, después de los extensos y voluminosos 4 3 2 1 y La llama inmortal de Stephen Crane tenía un sentimiento de conclusión con respecto a su obra que le permitió morir en paz".
La entereza de Hustvedt al leer sin ninguna interrupción semejante panegírico fue encomiable en todo momento, llegando a producir una tremenda emoción en el público que allí se había congregado. "Paul también se preocupó en sus últimos días de despedirse de sus amigos más cercanos, dejándoles muy claro a cada uno de ellos por qué apreciaba tanto su amistad y mostrándose muy agradecido por ella", afirmo la escritora.
Pero si había alguna pregunta recurrente a la que la escritora tuvo que enfrentarse una y otra vez: “Durante muchos años siempre me preguntaban cómo era ser la esposa de Paul Auster. Hasta hoy no he contestado a la pregunta. Pero en los últimos minutos de su vida lo entendí. Él no podía hablar, pero me escuchaba y yo le dije: "Oh, Dios, cómo nos divertimos, ¿no?". ¿Que cómo fue ser la esposa de Paul Auster? Pues fue muy divertido”.
Y tras una larga ovación repleta de rostros emocionados y ojos llorosos la presentadora Marta Fernandez dio paso a un encuentro informal con la intervención de Enrique Vila Matas, David Trueba, la periodista Inés Martín y la editora Elena Ramirez para ampliar, a través de sus diversas voces, su particular anecdotario con el universo Auster.
Sin duda, el toque ameno e informal ayudó bastante a transformar la energía dentro de una sala de columnas a rebosar donde a continuación la hija del fallecido escritor quiso poner la guinda final a este bonito funeral artístico interpretando una canción llamada Blue Team, perteneciente a su último disco Milk For Ulcers, que estará presentando durante las próximas semanas por la geografía española.
El título de la canción hace referencia a un código familiar propugnado por su padre que establece que para pertenecer al equipo azul basta con ser buena persona y no renunciar nunca a tus principios. Siendo además una de las últimas canciones que escuchó en vida el escritor de Brooklyn antes de su fallecimiento.
Acompañada solamente de un pianista, Sophie Auster interpretó la canción con una delicadeza y una templanza sorprendentes dada la tremenda emocionalidad del momento, mientras de fondo se proyectaban diversas fotografías familiares y se escuchaban también los pequeños gritos de alegría de Miles en brazos de su padre, sellando un sentido y muy merecido homenaje a una de las figuras literarias más carismáticas y relevantes de los últimos 40 años.
Un contador de historias –le gustaba definirse más así que como un novelista- que exploró y describió como nadie el insondable misterio de la existencia humana. Su presencia fantasmal sobrevoló la velada, como si fuese uno de los extraños personajes de sus novelas.