Juan Gómez Bárcena. Foto: Iván Giménez

Juan Gómez Bárcena. Foto: Iván Giménez

Letras

'Mapa de soledades', de Juan Gómez Bárcena: radiografía de una sociedad solitaria

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La soledad no es un impulso natural en el ser humano. Según Aristóteles, solo dioses y bestias se complacen en ese estado. Juan Gómez Bárcena (Santander, 1984) ha elaborado un ensayo que explora los distintos escenarios de la soledad: la selva, la ciudad, las islas, el hogar, el océano, el jardín, el desierto, el cosmos, la frontera, los casquetes polares, la cumbre, la tierra incógnita, la piel.

Mapa de soledades

Juan Gómez Bárcena

Seix Barral, 2025.
395 páginas. 21,90 €

Mapa de soledades es un ambicioso estudio de una anomalía que ha adquirido en nuestros días el carácter de pandemia. Una pandemia que no cesa y que no deja de cobrarse víctimas, ensañándose con los ancianos, los parados, los marginados y los discapacitados. Con una escritura elegante, fluida y sin un ápice de retórica, Bárcena despliega un relato que combina eficazmente lo narrativo y lo especulativo.

Comienza con la peripecia del escritor argentino Horacio Quiroga, que se retiró a la selva, huyendo de la civilización. Su gesto precipitó el suicidio de su primera mujer y de una de sus hijas, que se arrojó al vacío desde la novena planta de un hotel de Buenos Aires. Testigo del suicidio de su padre y su padrastro, Quiroga se dejó seducir por la fábula rousseauniana del buen salvaje, ignorando que la civilización siempre ha surgido en los claros del bosque y no en su espesura, feroz y hostil a la vida humana.

Bárcena señala que las grandes ciudades son una garantía de libertad, pues se puede eludir la coacción de la comunidad mediante el anonimato, pero al mismo tiempo propician el desarraigo y el aislamiento. Nos alejamos de nuestros seres queridos para disfrutar de más oportunidades y a cambio aceptamos vivir en celdillas incomunicadas de grandes colmenas.

En Vitoria, una mujer falleció en una de esas celdillas y hasta ocho años después nadie reparó en su muerte. "No somos moradores de la ciudad, sino moradores del límite, de su frontera", de esos espacios públicos donde intercambiamos opiniones, ideas, pero cuando se cierra la puerta de nuestra casa, descubrimos que no habitamos un hogar, una comunidad. La ciudad solo es el hogar de los mendigos, de esos sin techo que soportan a diario la crudeza de la vida urbana.

Los distintos grupos que circulan por las ciudades no han logrado crear vínculos sólidos. Los jóvenes desprecian las enseñanzas de los ancianos, a los que consideran vestigios de "un mundo muerto y enterrado". Incapaces de soportar su marginación, cada vez hay más ancianos en Japón que cometen pequeños delitos para ser encarcelados y disfrutar de compañía.

El aislamiento social incrementa hasta un 26% las posibilidades de morir. "Si imaginamos la soledad como un territorio, entonces hay que concluir que ese territorio carece de fronteras estables", escribe Bárcena. Y en la actualidad, esas fronteras no cesan de expandirse. La soledad quizá es hoy el imperio más vasto que ha conocido la historia de la humanidad. Durante la pandemia de la covid, sus límites alcanzaron proporciones inimaginables. Aunque han vuelto a contraerse, algunas de sus víctimas aún no han podido superar la experiencia.

"Mapa de soledades nos recuerda algo esencial. Sin el otro, el yo solo es una burbuja efímera" 

Es imposible reflejar la riqueza de este ensayo en una escueta reseña, pero al menos quiero destacar que sus páginas albergan infinidad de historias conmovedoras y reflexiones inteligentes. Bárcena es reacio a la grandilocuencia, pero su estilo sencillo y de un lirismo discreto casi siempre acierta en sus observaciones y acepta de buen grado la discrepancia.

Hay una soledad fecunda, como la Juan de la Cruz en su celda o la del poeta egipcio Edmond Jabès en el desierto, pero la soledad que hoy padecemos es dolorosa y estéril. Mapa de soledades nos recuerda algo esencial. Sin el otro, el yo solo es una esfera vacía, una burbuja efímera.