J.M.G. Le Clézio. Foto: Francesca Mantovani

J.M.G. Le Clézio. Foto: Francesca Mantovani

Letras

J.M.G. Le Clézio: "Al hablar de Oriente Medio o Ucrania, deberíamos retornar a la noción de 'guerra justificada'"

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El título del nuevo libro de J.M.G. Le Clézio (Niza, 1940) es una síntesis de su peripecia vital, pero también una declaración de principios. Reconocido con el Premio Nobel de Literatura en 2008, el escritor francés se abre de lo individual a lo colectivo en Identidad nómada (Lumen), un exquisito texto memorialístico que entronca con el sentido global de su obra, determinada por la conciencia humanista, el activismo ecológico y, en consecuencia, el compromiso en su literatura: "Escribir es actuar", leemos. Sin embargo, comprende a los autores que no presentan esta motivación, pues "cada quien tiene su 'Mandala'", dice a El Cultural.

Procedente de una familia de Bretaña emigrada a la isla Mauricio en el siglo XVII, creció junto a su madre, su abuela y su hermano en una Francia asolada por la II Guerra Mundial. Descubre el valor de las cosas pequeñas mientras escucha el eco de los bombardeos y a los ocho años se reúne con su padre en Nigeria, entonces territorio del África inglesa. Allí descubre la libertad, un concepto que no tardaría en trasladar a su escritura en su regreso a Europa. El estupor que le causa el colonialismo en un viaje de turismo a Marruecos y el tráfico de seres humanos en Tailandia configuran su personalidad, absolutamente inseparable de su obra.

Los apuntes biográficos jalonan esta narración sencilla, de vocación esencial y reflexiva, en la que el autor, enemigo de las frases rimbombantes, se pregunta por la utilidad de la literatura —acaso "cambiar la forma que tenemos de mirar el mundo"— y se reafirma en la inutilidad de la guerra. Una firme postura antimilitarista que pone de manifiesto el alcance social y geopolítico de este libro, más allá de su valor testimonial. Le Clézio, ciudadano del mundo, contesta en español a nuestras preguntas.

Pregunta. Dice que ha tenido "la buena y la mala suerte de nacer durante la guerra". ¿También eso le convirtió en escritor?

Respuesta. En tiempo de guerra hacía falta de todo, también libros y papel. Para un niño era un contrajuego escribir y dar a leer lo que escribía, como una protesta.

P. Su experiencia en la guerra me ha recordado a las inundaciones trágicas de Valencia: afloraba el dolor, pero también la solidaridad. ¿La sociedad "necesita" desastres de esta índole para reaccionar, dejando a un lado el individualismo y la frivolidad en la que nos hemos instalado?

R. Sí, es una desgracia. La solidaridad debería ser innata, sin retrasos, inmediata, espontánea, sin ningún cálculo político, sin el obstáculo de las fronteras. Lo que sucedió en Valencia nos enseñó que la destrucción puede ocurrir en cualquier momento, en un país que simboliza la felicidad de la vida en el sur, y que esta destrucción no es el producto del azar, más bien es la consecuencia del menosprecio que tenemos a la naturaleza, y de la indiferencia con la cual miramos a los damnificados, los que están allá, cuando nosotros estamos a salvo, aquí. Espero que la memoria de Valencia y de todos los pueblos aniquilados por las inundaciones esté siempre viva en la lucha por la protección de nuestro hogar común.

"La destrucción de Valencia es consecuencia del menosprecio que tenemos a la naturaleza"

P. ¿Conserva la "novelita” que escribió en el barco de camino a Nigeria con ocho años? ¿Cómo ha envejecido?

R. Sí, está en alguna caja de cartón con las memorias de mi niñez piadosamente guardadas por mi mamá. No volví a leerlo.

P. Después de leer su libro, y a tenor de todo lo que está ocurriendo en el mundo actualmente, ¿Occidente tiene motivos para creerse más civilizado que África?

R. De ninguna manera, creo que los países colonizadores han aprendido mucho de sus conquistas. Es preciso decirlo y repetirlo, que no existe una sola civilización, sino una constelación de culturas que produce la dulce luz cósmica: es la única lección de la historia.

P. Para denunciar la destrucción ecológica debido a los conflictos bélicos, en un momento habla de "la guerra estratégica" y "la guerra económica". ¿En qué tipología incluiríamos las guerras de Ucrania y Oriente Medio?

R. Quizás deberíamos retornar a la noción de "guerra justificada" según la definición que daba Bartolomé de las Casas cuando hablaba de la resistencia de los indígenas de México a la opresión de los conquistadores. La última fase de la civilización quedaría en la protesta de Mahatma Gandhi que decía: "No existe el camino hacia la paz; solamente existe la paz".

"La elección de un triste payaso, arrogante y machista [Trump] no es una buena noticia para el resto del mundo"

P. ¿Cómo ha vivido las elecciones de Francia y Estados Unidos, el país donde nació y en el que ahora reside? ¿Podría hacer una breve valoración de ambos resultados?

R. Francia (afortunadamente) es un país chico con pocas posibilidades de dañar al resto del mundo, pero Estados Unidos es otra cosa, como Rusia y China, son gigantes peligrosos y caprichosos. La elección de un triste payaso, arrogante y machista no es una buena noticia para el resto del mundo. Los intelectuales y gente de buena voluntad deben unirse en un esfuerzo de resistencia activa.

R. Francia es un país con recursos económicos y morales, con una larga experiencia de tiranías. Creo que el peligro será para los países más recientes, donde la democracia es frágil, y la corrupción fácil, como ya ha pasado en Honduras, en Nicaragua, y en otros lugares. Espero que la solidaridad en este caso tenga un papel, y que la libertad tenga éxito, sin demasiadas injusticias y destrucciones. La otra cara del veneno de Trump está en todos los que, como en el pasado reciente, han peleado por la justicia y la igualdad de los seres humanos, como lo hizo Rigoberta Menchu en Guatemala.

P. ¿Conocía a la última ganadora del Nobel de Literatura, Han Kang? ¿Qué le parece su designación?

R. Fíjate que nos conocimos hace muchos años, participó conmigo en clases de traducción y de comentario literario en la Universidad femenina de Ewha, en Seúl, y aunque me contradijo sobre la cuestión de la literatura comprometida, expresó claramente su idea del arte narrativo, que debe ante todo afirmar la independencia de las mujeres en una sociedad confucionista, donde predomina el varón y la familia (es el tema de su excelente novela La vegetariana). Es una buena selección del jurado del Nobel, que confirmó la recompensa atribuida hace unos años a Annie Ernaux.