Palomas de guerra
PAUL PRESTON
21 noviembre, 2001 01:00Es una manera de abordar el pasado que está en sintonía con el énfasis que, desde el mundo académico, se ha prestado desde hace 20 años a la presencia de las mujeres en la historia. Preston, en todo caso, no va más allá de la simple coincidencia temática y en ningún momento pretende alinearse con los planteamientos alternativos tan característicos de los estudios de género.
El trabajo de Preston está realizado con un imponente apoyo documental y bibliografico, que va desde las entrevistas y anotaciones de los propios protagonistas (en algún caso publicadas, como ocurre con el diario de Scott-Ellis, que originó una penosa polémica provocada por Vilallonga) hasta los testimonios de habituales de la Prensa del corazón como Peñafiel o Giménez-Arnau. El resultado es un relato, apasionante en ocasiones, pese a una redacción desmañada que hace pensar en una cierta precipitación en los trabajos de edición, al que sólo habría que hacer algunas reservas al título.
Por una parte habría que decir que no son sólo cinco mujeres porque en el capítulo de Sanz-Bachiller aletea permanentemente la presencia de otra mujer, Pilar Primo de Rivera, que opera como una contrafigura de la anterior. También cabe señalar que no se trata de una historia exclusiva de mujeres. Hay también hombres que tienen un protagonismo notable en el relato. Algunos para bien de ellos, como es el caso de Javier Martínez de Bedoya (segundo marido de Mercedes Sanz-Bachiller), y otros con una imagen tan desairada como la que se ofrece de Vilallonga o de Franco. Y, desde luego, no a todas les cuadra bien la imagen de la paloma, ya sea por sus fervores guerreros o por su afición de llevarse joyas al nido. A lo mejor se metió alguna urraca en aquel palomar.