Ensayo

Los exploradores de la Reina

César Vidal

2 enero, 2002 01:00

Planeta, 2001. 319 páginas, 2.700 pesetas

Leyendo el libro que César Vidal ha dedicado a los exploradores y aventureros de la reina Victoria, no he podido evitar volver la vista hacia el cielo en el temor de que tal vez una tormenta del desierto se acercase y ocultase mi ciudad bajo la arena. Pero César Vidal no ha escrito este libro para hacernos sufrir, sino para asombrarnos ante una era brillante, por mucho que lo políticamente correcto se empeñe en negarlo. Victoria dejó una Gran Bretaña, en 1901, transformada, más sana, más culta, y a la cabeza de los países civilizados. Y bajo su reinado un nutrido grupo de hombres y mujeres formidables hicieron de la aventura y el interés científico su medio de vida. Vidal no intenta limpiar a estos personajes de sus "defectos", al contrario, sabe que sus principios, hoy mal vistos, fueron la razón de su grandeza: el amor, la difusión del cristianismo, el afán civilizador. Después de acercarnos a los periplos de James Brooke en Sarawak, de Shirley Baker en Tonga, de Burton en La Meca o en el Nilo, del jesuita Palgrave, de Lady Jane Digby, del matrimonio Blunt, de Dughty, de Livingstone, Speke o Gordon, no quedamos indiferentes.

Sus vidas intensas nos edifican, y nos reconstruyen la historia de un imperio y un encuentro de culturas emocionante. Hoy nos puede parecer ingenuo o hipócrita, pero hubo un tiempo en que unos hombres quisieron "civilizar culturas enteras, acabar con muestras de barbarie como la esclavitud o pro- porcionar al mundo habitado una vertebración moral que se tradujera en prosperidad, libertad y respeto a la dignidad humana".