Adela Cortina: "Los puristas de la ética son gentes apolilladas"
Adela Cortina, por Gusi Bejer
Pregunta: ¿No es una contradicción hablar de ética del consumo? Respuesta: Lo que es una contradicción es consumir todos los días y no preguntarse nunca si eso nos hace más felices y más justos, que es de lo que trata la ética. P: ¿A mayor consumo, menor ética? R: A consumo menos reflexionado, más estupidez; a más estupidez, menos humanidad; a menos humanidad, menos ética. P: ¿Y consumimos mucha ética o demasiado poca? R: De boquilla, toda la pensable, y más. “En realidad de verdad”, que se decía cuando yo era pequeña, muy poquita. P: ¿El consumismo ha sustituido las ideologías? R: Ha sustituido a las ideologías, a las religiones, a las utopías, y a todos los proyectos que han entendido la felicidad como algo más que bienestar. P: ¿Cómo se puede orientar éticamente el consumo? R: Para empezar, eligiendo lo que realmente se quiere consumir, sin caer en la trampa de creer que se tiene verdadero éxito cuando se tienen bienes costosos. P: ¿Qué es un consumo justo, libre y solidario? R: El que podría universalizarse, el que intenta crear estilos de vida tales que puedan disfrutarlos todos los seres humanos. P: ¿No teme las críticas de los puristas por escribir de ética utilizando textos de Harry Potter o Galdós como ejemplos? R: Los puristas son gentes apolilladas, que no se han enterado de que la ética se hace desde la vida cotidiana y desde la vida mágica. Para acercarse a ellas la novela es indispensable. P: ¿Por qué creemos que el consumo da (o dará) la felicidad? R: Porque en la mayoría de las familias y de las escuelas, en los grupos de amigos y en las valoraciones que hacen los organismos internacionales sobre el bienestar de los países, nos “enseñan” que a más bienes de consumo, más felicidad. P: ¿La personalidad se crea o se compra? R: Se crea eligiendo proyectos de vida atractivos. Pero las gentes andan convencidas de que se compra con la marca de coche, ropa, y un larguísimo etcétera. P: ¿Y la felicidad? R: Depende del carácter que nos hacemos día a día, pero también del don, de las personas y las buenas noticias que nos regala la vida. No se vende en los comercios. P: ¿Y la libertad? R: La libertad se hace desde dentro y se hace con otros. No es un bien que esté en el mercado, como la felicidad. Y por muchos años. P: ¿Cómo ha de ser el consumo en un mundo global? R: Globalmente distribuido. Si los resultados de la actividad económica afectan a todos los seres huma-nos, también sus beneficios han de ser globalmente distribuidos para dar poder a todos los hombres. P: ¿Qué papel desempeña, pues, la globalización en esta historia? R: De momento, el de hacer que un quinto de la humanidad pueda consumir sin límite, y otro quinto no consuma ni lo indispensable. P: ¿Y los ciudadanos? R: ésa es la clave. Deberían ser los protagonistas, coger las riendas del consumo y hacer la gran revolución de la historia: obligar a producir bienes para todos. ése es su poder y su responsabilidad. P: Cada día tenemos más información: ¿nos hace más libres o más tontos? R: Me temo que nos hace más tontos, porque por tenerla nos creemos más listos y ése es un error craso. P: La sociedad española, ¿tiene un buen tono ético? R: No muy bueno. Se sabe de memoria qué valores valen la pena, pero no se lo cree. P: ¿El siglo XXI será ético o no será? R: Pues eso: será ético o no será. Con el poder que tenemos tanto de construir como de destruir, si no lo orientamos éticamente, no dejaremos piedra sobre piedra. P: ¿Y la ciencia? R: La ciencia tiene que estar al servicio de la libertad y la felicidad. Si no lo hace, reniega de su mayor grandeza. P: ¿Qué puede decir la bioética a los gobernantes de Occidente ante las hambrunas y crisis del Tercer y Cuarto Mundo? R: Que el de justicia es uno de los principios esenciales de la bioética, y que es urgente un Pacto Global sobre el Consumo para que nadie quede excluido de los bienes básicos. Precisamente el tema del Congreso Mundial de Bioética, que se ha celebrado en Brasilia este año ha sido la Justicia Global. P: ¿Y a los ciudadanos? R: Que los bienes de la Tierra son de todos los seres humanos, y entre ellos han de distribuirse. P: ¿Y a los intelectuales y, más concretamente, a los filósofos? R: Que siempre los grandes filósofos pensaron desde los problemas de su tiempo y para ellos. Otra cosa es filosóficamente estéril. P: ¿Cuál es la mejor manera de comenzar a vivir éticamente? R: Degustar el valor de lo realmente valioso, de la vida libre, justa y solidaria.