He aquí un libro de actualidades y recuerdos. Setenta y ocho artículos periodísticos, algunos iné-ditos, que recorren en el tiempo que va de 1945 a 2002 muy diversos aspectos de nuestra lengua y de las de Europa. El libro se cierra con entrañables semblanzas de escritores y filólogos ya fallecidos (Elitis, Seferis, Lapesa, Alvar, Alarcos...) e incluye dos apartados dignos de destacarse: uno, el dedicado al contacto entre el español y el catalán; otro, el dedicado al teatro greco-latino, su influjo en nuestra cultura y su puesta en escena. Los artículos incluidos en el primero de los apartados que se citan le han costado al profesor Rodríguez Adrados más de un disgusto, todo por expresar una preocupación que es la misma que ha expresado la UNESCO: "La Organización se inquieta de toda tentativa que trata de encerrar a los ciudadanos de las sociedades plurales en un sistema cerrado de comunicación pretendiendo exaltar su identidad cultural". Efectivamente, el caso es inquietante, pero como dice el autor: "Lástima que el internacionalismo de la cultura se haya hecho ahora más difícil". Precisamente, el elogio del internacionalismo cultural y lingöístico es el que domina en buen número de artículos, sobre todo en los titulados "Europa y sus lenguas" y "Una lengua europea". Como el internacionalismo idiomático es, en la España actual, una corriente rara, los artículos seleccionados en esta obra tienen especial valor y más cuando vienen de un autor que conoce de primera mano el origen y fundamento comunes de la mayor parte de las lenguas europeas.
El capítulo dedicado al teatro grecolatino merece especial atención por particulares circunstancias: primera, es un género cada vez más raro en España; segunda, en Rodríguez Adrados se unen el helenista y el aficionado al teatro. Sus juicios respecto a la puesta en escena de las obras clásicas para que el espectador moderno entienda lo que sus autores han querido trasmitir, sin que la adaptación tome al espectador actual por bobo -cosa frecuente- o por erudito, son lecciones de un entendido en griego y en la práctica del teatro clásico... y no hay muchas personas en España que aúnen ambas cualidades.
El resto de escritos da cuenta de los amplios intereses culturales, literarios y filológicos del autor. Por ellos desfila todo: retórica y lenguaje, diccionarios, ortografía, el sexismo en la lengua, cuestiones de normalización morfológica del español, crítica literaria, exilio y cultura española (donde se desarrolla una tesis a contracorriente, lejos del tópico, que es verdad: "España fue un árbol desmochado por una tormenta, de él procedían todas la ramas. Y otras comenzaron pronto a brotar. Hubo continuidad, pese a todo, de la Monarquía a la República, de esta a la Dictadura y al Exilio"). Un libro muy interesante, variado, ameno, de opiniones claras y directas.