Ensayo

En busca de Andreu Nin

José María Zavala

16 junio, 2005 02:00

Prólogo Stanley G. Payne. Plaza & Janés. Barcelona, 2005. 582 páginas, 22 euros

"Gobierno Negrín, ¿dónde está Nin?", decía una pintada en Barcelona tras la desaparición del líder del poum. "En Salamanca o Berlín" escribió alguien debajo, es decir, traicionando a la República con Franco o Hitler. Esas proclamas contrapuestas condensan las posiciones irreductibles que desgarraron al bando republicano en el terreno teórico y en la estrategia política y la dirección de la guerra, hasta desembocar en la confrontación armada. El caso Nin no sólo presenta una innegable trascendencia, sino que puede considerarse el símbolo por excelencia de las maquinaciones criminales comunistas, y más concretamente estalinianas, para hacerse con el control de la lucha antifascista en España.

La detención ilegal de Nin tuvo lugar tras el gravísimo enfrentamiento de Barcelona en mayo del 37 entre comunistas y anarquistas, saldado con algunos centenares de muertos. El poum, un grupo pequeño y crítico marxista independiente, aliado de la cnt, constituía la cabeza de turco ideal para extender a gran escala la depuración que perseguían desde su llegada los agentes de Stalin. Una limpieza de elementos desafectos que efectuaban con sus métodos expeditivos, mediante el engaño y la manipulación, pero también con el secuestro, la tortura y el asesinato.

Esta última opción -en su triple vertiente- fue la que sufrió Andreu Nin. Detenido en Barcelona el 16 de junio de 1937 y trasladado de modo clandestino hasta Alcalá de Henares, su pista se pierde en las afueras de esta localidad, donde previsiblemente fue ultimado y sepultado tras varias sesiones de salvaje tortura. La figura de Nin resultó vilipendiada hasta la náusea: su repentina desaparición, se afanaron en vocear asesinos y cómplices, se debía sólo a su incorporación al enemigo al que servía desde el principio. Con documentos amañados, los agentes soviéticos difundieron la especie de que no debía inquietar la suerte de un dirigente traidor y fascista. Adjetivos que se hicieron extensivos a todo el poum en el juicio celebrado poco después.

Zavala se afana en arrojar luz sobre el misterio de los últimos días del dirigente marxista, con énfasis especial en las supuestas responsabilidades criminales, directas (Alexander Orlov, Ernü Gerü, alias Pedro, entre otros) e indirectas (André Marty, Vittorio Vidali), todos ellos dirigentes comunistas a las órdenes de Stalin, al que se imputa la autoría intelectual del asesinato. Más allá de algunos detalles menudos, Zavala no aporta novedades sustanciales ni pruebas irrefutables, pero su libro constituye un ameno estado de la cuestión sobre este trágico suceso.