La guerra de los planetas. Memorias de un editor
Rafael Borràs Betriu
16 junio, 2005 02:00Rafael Borrás. Foto: Antonio Moreno
Los editores españoles se han convertido en memorialistas. Rafael Borràs (Barcelona, 1935) había publicado ya La batalla de Waterloo (mayo de 2003), primera parte de este vasto proyecto aún inacabado, donde narraba los años de aprendizaje (1951-1973).El presente volumen alcanza hasta 1984, aunque el lector descubrirá que los límites cronológicos se superan con referencias a la actualidad más rabiosa o a un pasado menos reciente. Pese a que Borràs aborda en ocasiones algunas referencias personales y familiares, el libro se centra en su actividad como editor. De hecho, su vida consiste en su biblioteca personal. Pero, en sus años de director literario de Planeta, donde dispuso de amplio poder, no dejó de estar a las órdenes de la familia Lara, y, en particular, del patriarca, hacia el que muestra devoción y respeto.
Dado el volumen de información y su estructura algo anárquica, este libro no resulta fácil de enjuiciar. Porque Borràs sigue el hilo de la memoria, organizada en función de "sus" colecciones y de sus libros. La obra se inicia, sin embargo, con la transcripción de una carta de 27 de marzo de 1995, donde se le comunicaba el despido de Planeta, en la que había ejercido tareas de dirección editorial casi desde su entrada en 1973. Cabe apuntar, sin embargo, que tras un breve periplo por otras editoriales (Plaza & Janés, Ed. B, cuyas peripecias no forman parte de este volumen) ha regresado a Planeta. Pese a esta ruptura, no aparecerán, salvo en breves anécdotas, críticas de fondo ni a Lara, fundador del imperio, ni a sus hijos. Con José Manuel (así lo designa) mantuvo estrecha relación. Serán ellos quienes tomen siempre las últimas decisiones. La historia de un editor es la de sus libros publicados. Pero no hay libro sin autor, editor y lectores. Aunque se narra aquí el cambio de rumbo de los premios Planeta, de la mano de Borràs, éste manifiesta su preferencia por la historia contemporánea española. El propio Borràs, que se define como republicano, es autor de diversos libros de este carácter. Próximo a Serrano Suñer, Lara propiciará la publicación de las memorias de algunos de los protagonistas de la Guerra Civil de ambos bandos.
El autor cuenta y no acaba el rico anecdotario que acompaña a autores, presentaciones o hechos históricos. Alude también al "golpe de estado" que se produjo en la editorial al cambiar la dirección. Pese a su desmesurado volumen, el variado desfile no permite abandonar su lectura. En ocasiones descubriremos repeticiones, algún error, ciertos silencios. Borràs calla aún más de lo que dice. Pero se desliza por la historia española junto a los protagonistas. Se nos presenta como un hombre de confidencias y de acción en el mundo editorial. Bajo el texto discurre un cierto sentido del humor que nos permite descubrir su filosofía de la vida. Atento a la política, alterna con Solís Ruiz, Tamames, Carrillo, Benet, Vázquez Montalbán, otro de los protagonistas, Balcells, Carlos Rojas -su constante amigo- , Preston, Burns Marañón. Pero posee olfato de editor y, gracias a Lara, no siempre busca el éxito económico, aunque a menudo indica satisfecho el alto número de ejemplares que se vendieron. Sabe distinguir entre el comercio del libro y la dignidad literaria. Sus digresiones históricas acompañan una biografía apenas apuntada.
La importancia de Borràs como editor es indiscutible, así como sus éxitos en la difusión del libro. Aquellos años fueron, además, la edad de oro del libro histórico. Otra cosa es el valor que tales memorias posean hoy. Las páginas sobre la absorción por Planeta de Ariel y Seix Barral quedan en penumbra; no así el recelo por el trasvase de autores que habrá de producirse, empobreciendo el catálogo de Planeta. Algunos de los intelectuales catalanes -tantos ya desaparecidos- renacen aquí con gesto amable o con la anécdota menos risueña con la que el autor les define. Borràs cuenta también sus años en la directiva del Ateneo barcelonés, su paso por alguna tertulia, pero su atención se dirige hacia los políticos: Franco, el rey Juan Carlos (con apreciaciones poco encomiásticas), políticos de la transición y socialistas, los partícipes del frustrado "golpe", historiadores, ex jerarcas del falangismo, escritores de raza... Borràs los observa y nos los ofrece con crítico escepticismo. Un útil índice onomástico facilita la consulta puntual de una obra en la que hay más historia reciente que autobiografía.