Image: Metáfora y novela

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Ensayo

Metáfora y novela

Ricardo Senabre

21 julio, 2005 02:00

Ricardo Senabre. Foto: J.M. Lostau

Cátedra Miguel Delibes. Universidad de Valladolid, 2005. 130 páginas, 14’50 euros

Escasean en España los críticos literarios, las gentes capaces de reflexionar en profundidad sobre los textos, mientras abundan los archiveros, quienes se contentan con ordenar y organizar el caudal de autores y títulos que van apareciendo en el mercado editorial.

Los primeros prefieren el trato con las ideas, los segundos con los datos. Son las secuelas de un mundo cultural donde el uso de la memoria y de la anécdota avasalla al pensamiento. El presente libro testimonia por fortuna que existe la posibilidad de practicar la crítica con excelencia y darle al dato su lugar cuando se utiliza con responsabilidad filológica.

El lector sabrá enseguida de lo que hablo. Cuando comenzamos a leer el recuento de los inicios de la novela, no hallaremos listas de datos apilados en casillas, pues el nacimiento del género narrativo va siendo bosquejado de acuerdo a categorías abiertas que permiten comprender el proceso. Entendemos, por ejemplo, el papel crucial desempeñado por la oralidad para el relato, cuando todavía el libro impreso resultaba impensable. Sin notarlo nos entregamos a un discurso fiable, pues la seguridad de conocimientos de Senabre viene razonada, expuesta con una pausada relación de ideas dignas de ser recordadas.

Con sencillez ensayística el crítico eslabona los principales aspectos que conforman el género novela. Trata el tema del lectorado de ficción, la incorporación de la mujer a él, el impacto del cine. Establece una distinción entre el siglo XIX y el XX, explicando que el segundo constituye la centuria del cine. Acompaña estas observaciones señalando una aguda diferencia entre las competencias propias de la imagen verbal y las de la imagen fílmica. Otro apartado digno de mención es el dedicado al texto digital y al hipertexto, que le lleva a plantear lo que separa la lectura hecha de acuerdo con las indicaciones del autor y la cultural, la que hacen hoy en día los lectores cultos, que pueden sobreponer al mismo texto un contexto amplio. Diversos textos de Cervantes y Galdós, junto con los de Azorín, Unamuno e infinidad de autores contemporáneos, son utilizados a modo de ejemplo.

Senabre presenta una manera de leer la novela sin andamiajes de ningún género. Armado con sólidos conocimientos de la historia del libro, de la literatura, nos invita a distinguir la historia, el argumento de las narraciones de ficción, de su discurso, la perspectiva concedida a los hechos por el autor. Finalmente, este ensayo concluye con una lección sobre cómo se debe interpretar ese conjunto, el tema resultante y su tratamiento estético. Aquí es donde el teórico de la literatura, el filólogo, cede su puesto al crítico literario. Paso a paso, hilvanando comentarios relevantes sobre novelas como El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, la Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, o La fuente de la edad, de Luis Mateo Díez, llega al punto más original del libro. Indica entonces que el goce de la lectura consciente conduce a descubrir que bajo el tema, o los temas que constituyen el conjunto narrativo, subyace un símbolo, una metáfora, que viene a modo de rúbrica a condensar el significado profundo de lo dicho. Es el corte, la espada verbal que se hunde en la carne del lector. La metáfora titular es una condensación del tema, del actuar de los personajes. Constituye el ser del texto, de la novela, lo que la hace un instrumento de conocimiento, de verdad, de goce estético.

Estamos ante un ensayo importante que merece figurar en la misma estantería en que conservamos esos textos básico de Galdós, de Alas, de Francisco Ayala, de Juan Benet, donde podemos pulsar la fuerza del espacio cultural que llamamos novela y su valor actual. Este libro recoge los seminarios que su autor dio en el Graduate Center de la Universidad de la ciudad de Nueva York en el otoño del 2004, co-patrocinadas por la Cátedra Miguel Delibes. Ojalá produzcan un efecto secundario y animen a la universidad española a emprender una cura de su esclerosis en el campo de las Humani- dades, respondiendo así a las necesidades del estudioso, creando cátedras de crítica literaria.