La guerra no ha terminado. El exilio español en Francia
Javier Cervera Gil
24 mayo, 2007 02:00Aquí el protagonismo no corresponde propiamente ni a la guerra civil ni a los años inmediatamente posteriores, pues el estudio tiene como punto de arranque 1944, fecha en que se produce la liberación del hexágono por las tropas aliadas, y se prolonga hasta 1953, es decir, el fin simbólico del aislamiento franquista con la firma del tratado con Estados Unidos. La propia acotación antedicha nos da una clave fundamental para entender el sentido de esta investigación: no es sólo el exilio español al otro lado de los Pirineos lo que le interesa al autor sino también -y, me atrevo a añadir, sobre todo- la actitud francesa ante ese fenómeno.
Así que, por un lado, nos encontramos con un examen detallado de la reacción de la sociedad francesa ante los refugiados españoles pero, por otro, como casi resulta inevitable, ese estudio de la opinión pública se sitúa en el marco más amplio de la consideración política del franquismo y las relaciones de convivencia que debía mantener Francia con su vecino del sur. En términos más concretos, usando el planteamiento del autor, se trata de diseccionar la supuesta simpatía del país de acogida con la causa anti-franquista, analizar cómo fue evolucionando esa afinidad -muy matizable, como veremos- y mostrar cómo se intentó en las esferas oficiales hacer compatible todo ello con una realidad política -el mantenimiento de facto de un Estado dictatorial- con la que había que contar, gustara más o menos.
Cervera dice explícitamente que desea romper con algunos lugares comunes, desde el inevitable "Francia, tradicional tierra de asilo" hasta el no menos repetido anti-franquismo francés, pasando por la tópica imagen del Estado democrático hostil a una dictadura militar. Nada de esto es falso, pero tampoco totalmente cierto. Cervera matiza cada una de esas afirmaciones con datos que demuestran que la realidad fue mucho más prosaica y la política concreta tuvo que adaptarse a las circunstancias (en definitiva, eso que expresa el término Realpolitik). A la larga los refugiados españoles eran un engorro en más de un sentido y el idealismo de la sociedad vecina tenía unos límites muy marcados, los que imponía la vida cotidiana en unos tiempos nada fáciles.
Aunque pueda parecer brutal, el primer y principal problema era algo tan obvio como que los exiliados españoles eran muchos, demasiados para ser absorbidos por un país destruido material y moralmente. En segundo lugar la propaganda franquista, aunque torpe y grosera en muchas de sus manifestaciones, empezó a dar frutos nada despreciables. Y, en tercer lugar, jugaba en contra de los refugiados el factor tiempo: mientras Franco se mostraba cada vez más asentado en Madrid la presencia de los desterrados amenazaba con tomar carácter indefinido. No es extraño, por tanto, que la percepción dominante de los años 40 de un "exilio simpático" pasara a convertirse a comienzos de la década siguiente en un "exilio problemático".
Cervera ha manejado documentación de primera mano -sobre todo procedentes de archivos franceses- para componer una obra monumental, casi exhaustiva, a la que sólo se le puede reprochar paradójicamente esa prolijidad, que hace fatigosa la lectura en sentido convencional. Se aprecia, no obstante, en su lenguaje y en su claridad expositiva una voluntad por trascender las fronteras del especialista e interesar a todo tipo de lectores.