Image: Las arquitecturas del deseo

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Ensayo

Las arquitecturas del deseo

José Antonio Marina

6 diciembre, 2007 01:00

José Antonio Marina. Foto: Julián Jaén

Anagrama. Barcelona, 2007. 200 páginas, 16 euros

Autor de una obra tan extensa como transversal y premiada, José Antonio Marina no necesita ser presentado al lector. Como él mismo narra en el primer párrafo de este volumen, todos los años le entrega a Jorge Herralde, editor de Anagrama, un nuevo libro. En dicho sello se puede encontrar el núcleo duro de su escritura, si bien ésta se derrama en otras editoriales y en abundantes intervenciones en conferencias, seminarios y medios de comunicación.

Tras su polémico libro de texto de Educación para la ciudadanía, la aparición de Las arquitecturas del deseo significa la vuelta a su viejo estilo detectivesco. En Memorias de un investigador privado (La Esfera de los Libros, 2003) podemos leer que "más que filósofo o científico, me considero un detective a sueldo". Acierta el filósofo: un repaso a sus textos confirma un fino y especial olfato para detectar las cuestiones que más preocupan tanto de modo individual como colectivo a la sociedad de nuestros días. Publicaciones suyas en torno a Dios y el papel de la religión, el miedo, la sexualidad o la dignidad personal lo atestiguan.

Las arquitecturas del deseo lleva por subtítulo Una investigación sobre los placeres del espíritu. Fiel al estilo rizomático de Marina, el lector se encuentra con un libro que arranca en el Diccionario de los sentimientos (Anagrama, 1999). El segundo capítulo, "El léxico del deseo", analiza aportaciones de autores fundamentales como Spinoza, San Agustín o Deleuze, y prepara adecuadamente la entrada a un tema tan enrevesado como es el del deseo, capítulo de suma utilidad para la lectura de Las arquitecturas del deseo.

El primer acierto de este libro es la elección de su contenido. Los individuos tienen mucho de sujetos deseantes, y una reflexión sobre un componente tan esencial a la personalidad como es la estructura del deseo es relevante se mire por donde se mire. Marina sostiene que "los deseos humanos, por muy anclados que estén en nuestra fisiología son espirituales y son una exclusiva humana" que puede estar sometida a patologías tanto por exceso como por ausencia o desviación. Tras colocar esta base conceptual, Marina sitúa al lector frente a la descripción del deseo armada en once rasgos que van desde entender el deseo como una experiencia afectiva hasta deslindar el desear del querer. A continuación, descubre los tres grandes ejes del deseo: los "deseos matriciales" determinados por la biología, sobre todo por las hormonas, los "deseos derivados del carácter" y los "deseos derivados del proyecto personal".

Por último, Marina analiza la aparición del deseo en su forma cotidiana. En su opinión, "la naturaleza humana se define por tres grandes deseos": bienestar personal, deseo de relacionarse socialmente y deseo de ampliar las posibilidades de acción. Dicha tríada estaría sometida a un proceso de expansión que Marina formaliza en seis leyes. Por la primera se afirma que "los deseos se amplían cuando se amplían las necesidades", y según la última ley el "deseo humano nunca queda saciado".
Bienvenida sea una meditación sobre el deseo, término que, si bien los psicólogos relegan frente a otro más de su gusto, la motivación, y los sociólogos olvidan frente al de interés, encarna y cristaliza una preocupación presente en la hedonista sociedad actual.

Tres preguntas para José Antonio Marina

l ¿Qué despertó en usted el deseo de escribir sobre el deseo?

- La sospecha de que se había establecido una "ideología oculta del deseo", que estaba determinando importantes fenómenos afectivos, sociales y económicos. Quería hacer la cartografía de ese sistema invisible, como hice antes la del sistema invisible del ingenio o de la "voluntad perdida".

l A vueltas con el deseo, ayer y hoy, ¿se nos manipula ahora mejor?

-Ahora se nos manipula de otra manera. La manipulación anterior llevaba al miedo y a la sumisión; ésta, según explico en el libro, a la depresión y a la violencia, fruto de unas promesas inevitablemente frustradas

l ¿Cuál será su próximo caso como detective cultural?

-Puede ser un tratado de horticultura, Manual del perfecto cultivador de pensamiento o un libro sobre la "inteligencia social", basado en el fenómeno de la Wikipedia, que sigo con verdadero apasionamiento.