Image: ¿Qué es un intelectual europeo?

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Ensayo

¿Qué es un intelectual europeo?

Wolf Lepenies

5 junio, 2008 02:00

Marcel Proust. Foto: Archivo

Traducción de S. Pawlowsky. Galaxia Gutenberg, 2008. 467 páginas, 27 euros

Traducido de la edición francesa que se publicó en 2007, el libro ¿Qué es un intelectual europeo? Los intelectuales y la política del espíritu en la Historia europea reproduce un ciclo de conferencias que el profesor berlinés Wolf Lepenies dio en 1992 en el Colegio de Francia. En realidad no responde a la pregunta que se plantea en el título, pero ofrece un amplio recorrido por la historia intelectual europea de los siglos XVIII a XX. Su estilo no es sistemático, sino que entrelaza los temas sugiriendo conexiones sorprendentes entre intelectuales que cultivaron ramas muy distintas del saber. Apunta, por ejemplo, la influencia del gran naturalista de la Ilustración Buffon sobre Balzac y Proust, aunque al lector le puede caber la duda de si las comparaciones botánicas de Proust son relevantes para comprender En busca del tiempo perdido.

A fin de proporcionar un hilo conductor a su paseo, en verdad bastante disperso, por las ciencias y las letras de nuestro continente, Lepenies sugiere una tipología general de los intelectuales. A un lado sitúa a los hombres "de buena conciencia", es decir los científicos, que no se plantean dilemas morales, que deliberadamente se apartan de los debates ideológicos y persiguen el sueño de una ciencia "pura", actitud que en opinión del autor se convierte en la mejor arma para intenciones impuras. A otro sitúa a los que "se quejan", es decir los intelectuales que sufren por el estado del mundo y se hallan crónicamente insatisfechos. Esa insatisfacción puede conducir a la melancolía, al retiro del mundo, al repliegue sobre el propio yo, una actitud que Lepenies considera propia de una especie de intelectuales europeos. La alternativa a la melancolía es la utopía, el sueño en un mundo mejor, y la tensión entre melancolía y utopía caracteriza, según Lepenies, toda la historia intelectual europea de los tres últimos siglos. La función del pensamiento utópico es ahuyentar la melancolía intelectual, pero ello puede conducir a utopías totalitarias en que la felicidad se convierte en una obligación: "Stalin quiere que el hombre soviético sea feliz…¡y pobre de aquel cuya fisonomía no se ajuste a este mandamiento!". El científico escapa en cambio de esta alternativa entre melancolía y utopía, porque "no se desespera por el mundo, al contrario, se esfuerza por explicarlo; no piensa en utopías, al contrario, formula pronósticos". De ahí su buena conciencia.

El texto de Lepenies es de 1992, cuando el recuerdo del annus mirabilis de 1989 estaba fresco y sin embargo el optimismo inicial por la reunificación de Europa había dado paso a la inquietud por el retorno de la violencia nacionalista que representaban las guerras balcánicas. El humor de Lepenies era decididamente sombrío. El fin de la utopía comunista parecía haber representado un gran triunfo para la utopía liberal de la sociedad civil, pero en su opinión lo que se estaba presenciando era el retorno de los viejos fantasmas europeos. Quince años después, pacificadas las tierras de la antigua Yugoslavia, consolidadas la democracia y la economía de mercado en el inmenso espacio que va de Estonia a Eslovenia y Bulgaria y ampliada la Unión Europea, ese pesimismo no parece justificado. Lepenies sostiene que el capitalismo no persigue un fin utópico pero tiene una concepción utópica respecto a los medios, pues se basa en la confianza en el progreso científico. No comparte esa confianza, cree que esa utopía también ha llegado a su fin. Una posición respetable, pero sorprende que en 1992 no se diera cuenta de que se estaba en el umbral de una nueva revolución tecnológica que cambiaría el mundo.