Image: El mito de la Transición. La crisis del franquismo y los orígenes de la democracia (1973-1977)

Image: El mito de la Transición. La crisis del franquismo y los orígenes de la democracia (1973-1977)

Ensayo

El mito de la Transición. La crisis del franquismo y los orígenes de la democracia (1973-1977)

Ferrán Gallego

2 octubre, 2008 02:00

Suárez jura como Presidente del Gobierno en 1976

Crítica. Barcelona, 2008. 872 páginas. 35 euros

Profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona, Ferrán Gallego (Barcelona, 1953) es uno de los más prolíficos autores de nuestro ámbito. Desde hace varios años viene publicando una media de un libro por temporada -y a veces, más-, una fecundidad sorprendente teniendo en cuenta que se trata en la inmensa mayoría de los casos de estudios con una amplísima base documental y con una extensión considerable. Especialista en los movimientos nazis y, en general, la extrema derecha europea, ha prestado también atención al marco español. El año pasado se desvinculó de ese campo de estudio con Barcelona, mayo de 1937 (Debate, 2007), un meticuloso ensayo sobre el significado de los famosos fets de maig en nuestra guerra civil. Ahora da otro giro con este análisis de la transición española a la democracia.

Nos encontramos aquí, sin embargo, con todos los rasgos y elementos que caracterizan al autor. Para empezar, un tratamiento exhaustivo -algunas veces agotador también para el lector: no es una obra de fácil lectura- que se plasma en unas densísimas 700 páginas, seguidas por otras 100 de notas en letra menuda. Los que hayan seguido la trayectoria anterior de Gallego volverán a encontrar aquí su lenguaje abigarrado, su gusto por la paradoja, las alusiones en los encabezados a títulos célebres del cine y la literatura y, lo que es más importante, su resuelta voluntad de aportar algo nuevo, ya sea en el aspecto documental, ya sea -como es más patente en esta ocasión- en el enfoque o tratamiento del tema. Esto último implica, entre otras cosas, que nos aguardan planteamientos inusuales en unas coordenadas en las que parecía que todo estaba dicho.

El análisis se estructura en cuatro grandes capítulos: el primero de ellos se ocupa en buena parte del reformismo de Carlos Arias, aquel famoso "espíritu del 12 de febrero" que supuso el primer gran intento de "apertura" del régimen y también, claro, la gran frustración para los que creían posible la transición en vida del dictador. El segundo se consagra íntegramente a los acontecimientos de 1975, el año de "la delgada línea roja" que separa "a los actores políticos a uno u otro lado de la legitimidad del franquismo" (p. 183). Porque, enfatiza Gallego, ésta es la cuestión medular, y no la epidérmica y académica contraposición entre reforma y ruptura: ¿debían aceptar los partidos democráticos una continuidad que no implicaba tan sólo a la Corona, sino a todo un "bloque social de poder"? El capítulo tercero penetra ya en 1976, hasta la crisis del primer gobierno de la monarquía, y desemboca en el cuarto y último, dedicado en su totalidad al "hombre delgado", Adolfo Suárez, y al triunfo de su reforma política.

¿Cuál es el balance de la transición según Ferrán Gallego? A riesgo de que la esquematización desvirtúe un tanto sus propuestas, me atrevería a señalar cuatro cuestiones fundamentales: en primer lugar, el autor es muy crítico con los partidos de izquierda -más incluso con el PCE que con el PSOE-, que sucumbieron desde su punto de vista al hábil uso que hizo del palo y la zanahoria el "bloque de poder". Se- gundo gran asunto, la derecha en general y los continuadores o herederos del franquismo en particular siempre tuvieron la sartén por el mango, nunca vieron peligrar su dominio y siempre dispusieron de margen de maniobra suficiente. El tercer argumento vendría a constituir la resultante o consecuencia natural de lo anterior: la presión antifranquista posibilitó finalmente el cambio democrático, pero éste nunca fue aquella fina obra de ingeniería política que luego se ha pretendido. Por último, y como conclusión fundamental, de aquellos polvos vienen estos lodos: de la manera en que se hizo la Transición, de sus limitaciones y chapuzas -entre ellas, el injusto sistema electoral o la representatividad viciada en múltiples aspectos-, proceden las deficiencias actuales de nuestra democracia.