Ensayo

La Resistencia

Agnès Humbert

11 diciembre, 2008 01:00

Trad. Mario Merlino. RBA, 2008. 320 páginas, 21 euros

Cuando estalla la II Guerra Mundial, Agnès Humbert (Dieppe, 1896-París, 1963), una especialista en historia del arte, trabaja en el parisiénMuseo Nacional de Artes y Tradiciones Populares. Es una mujer de mediana edad, divorciada y con dos hijos, que encuentra de pronto que su horizonte humano y profesional se derrumba con la ocupación nazi del país y de la capital francesa en particular. Tras una precipitada evacuación en el verano de 1940 vuelve a un París tomado ya por la cruz gamada como quien convalece de larga enfermedad, "aturdida y muy cansada". Se equivoca en esas estimaciones iniciales: lo peor está por llegar. A las órdenes de Jean Cassou, ella y otros colegas -funcionarios e intelectuales- forman un grupo de resistentes que se propone lanzar octavillas y editar un diario para combatir a invasores y colaboracionistas. Estos últimos le resultan a Humbert particularmente repulsivos, hasta el punto de que propone una lista de "camaleones, cobardes e imbéciles" que deberá usarse cuando "Francia vuelva a ser libre".

Mujer temperamental, destaca el radicalismo de Agnès Humbert en 1940, cuando todavía no se ha generalizado la destrucción extrema ni ella ha sufrido aún grandes penalidades: para que "no nos colonicen -señala- hay que matar. Matar como las fieras salvajes [...] matar a inocentes. Hay que hacerlo y yo lo haré" (p. 42). Pero más que esa resolución radical, lo que sorprende a esas alturas al lector -hasta suscitar una perplejidad que por diversos motivos ya no se despejará a lo largo del libro- es la ingenuidad inconcebible que supone llevar un diario detallado con nombres y actividades prohibidas en una ciudad controlada por la Gestapo y el ejército germano. No cabe alegar desconocimiento, pues la autora da cuenta de las sucesivas caídas de camaradas, con la perspectiva de una ejecución casi inmediata. Ella misma es al cabo detenida y pasa por un interrogatorio que, tal como es descrito, tiene ribetes involuntariamente surrealistas, como cuando coge de su bolso una tarjeta comprometedora y se la come ante el capitán que la interroga, sin consecuencias (p. 65).

Poco antes de la detención se interrumpe el diario -13 de abril de 1941-, y a partir de esas fechas comienza la parte fundamental de la obra, la narración de las calamidades de nuestra protagonista en sucesivas prisiones (Cherche-Midi, La Santé, Fresnes) y su posterior deportación a Alemania (Anrath), en un crescendo de humillaciones morales y agotamiento físico que a punto están de costarle la vida. Todas estas vicisitudes están expuestas con el mismo formato, es decir, con entradas fechadas como si continuara el diario (aunque son, obviamente, una reconstrucción posterior). Finalmente, tras cuatro años de sufrimientos llega la liberación el 4 de abril de 1945.

La resistencia es una obra desconcertante en algunos aspectos -recuérdese lo dicho sobre el sentido y verosimilitud de algunos episodios-, con innegable garra e interés, aunque su contenido real no se corresponde con un título tan genérico como "la resistencia", dado que no se hallará aquí una visión de conjunto de ese movimiento sino sólo el testimonio subjetivo de una resistente peculiar.