Image: En el espacio público. Ensayos historiográficos

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Ensayo

En el espacio público. Ensayos historiográficos

Antonio Morales Moya

18 diciembre, 2008 01:00

La toma de La Bastilla, según J-P Houël

Universidad de Salamanca, 2008. 381 páginas. 35 euros

Se reúnen en este volumen un conjunto de pequeños ensayos publicados a lo largo de los cinco lustros de vida universitaria del autor. Morales Moya ha sido, a lo largo de esa fructífera etapa, un historiador que se ha resistido a la especialización mal entendida que rige en estos lares: frente al empobrecimiento de tantos colegas que se atrincheran en su campo y repiten con diversas modulaciones el mismo discurso o abordan la enésima variante de la misma investigación, Morales se ha distinguido por una curiosidad intelectual que le ha llevado al análisis de las más diversas materias, desde la antropología (con una admiración nada encubierta por Caro Baroja) hasta las cuestiones de identidad étnica y filosófica; desde su participación en los debates más clásicos (el papel de la nobleza en el siglo XVIII o la valoración del régimen isabelino) a su curiosidad por las nuevas formas historiográficas -narración y biografía-; una inquietud intelectual, en definitiva, que le ha conducido, más allá del susodicho abanico temático, a la preferencia por el estudio breve y concreto de acontecimientos señalados más que a la prolija monografía convencional. De ahí también, como prolongación de ese talante, su propensión a colaborar en grandes proyectos y coordinar obras colectivas: para citar tan sólo una, aún reciente, recuérdese la que dirigió con Esteban de Vega sobre uno de los asuntos candentes del debate historiográfico: ¿Alma de España? Castilla en las interpretaciones del pasado español (Marcial Pons, Madrid, 2005).

No puede negarse empero que la referida actitud tiene su envés: como bien señala Jon Juaristi en el prólogo, estos trabajos breves presentan el grave problema de su diseminación en revistas y publicaciones de acceso no siempre sencillo. Pues bien, ese inconveniente es el que viene a allanar este libro. Aquí está reunida una parte esencial de la labor de Morales Moya, su interpretación del XVIII español, del régimen canovista o de los nacionalismos peninsulares. Y se presenta con un rasgo nada trivial en una obra de estas características: pese a tocar tantos temas y abarcar unos años sacudidos por corrientes y modas tan encontradas, hallamos un autor que consigue conjugar la coherencia con la flexibilidad metodológica, la firmeza con el antidogmatismo y la ecuanimidad. Y lo hace sin rehuir los temas más controvertidos, como los que afectan a la guerra civil, a la memoria del pasado reciente o a la reforma de los planes de estudio.

A nadie se le oculta que la mayor parte de las veces una recopilación tan variada se convierte, como mucho, en una mera obra de consulta para el especialista y siempre, en todo caso, en un libro poco grato para la lectura, de los que ahuyentan al lector común, al simple interesado. No hay tal en esta ocasión, aunque es verdad que su restringida difusión por una editorial universitaria no ayuda en este sentido. Dividido en cuatro grandes bloques y precedidos los 22 artículos que se incluyen por una excelente introducción que dota de sentido el conjunto, estos "Ensayos historiográficos" constituyen un magnífico muestrario de los temas, problemas y debates que han agitado el panorama de esta disciplina en los últimos tiempos en nuestro país.

Ya que se acaba de citar el subtítulo, sería conveniente hacer alguna consideración sobre el propio título, que no constituye un simple guiño o referencia casual, sino un claro exponente del sentido del libro y del modo en que se entiende el oficio de historiador: no como investigador recluido en archivos o bibliotecas, sino como intelectual que discute y como profesional que intenta dar a sus alumnos y a los ciudadanos en general unas pautas de racionalidad, rigor y amplitud de miras en el análisis del pasado, con la convicción de que todo ello les servirá -como decía la mejor tradición liberal española- para ser mejores ciudadanos en el presente; y servirá -como sostenía el progresismo que aquí se reivindica, el de Giner y la Institución Libre de Enseñanza- para mejorar la nación en la que viven.