Image: Ellas solas. Un mundo sin hombres tras la Gran Guerra

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Ensayo

Ellas solas. Un mundo sin hombres tras la Gran Guerra

Virginia Nicholson

18 diciembre, 2008 01:00

Exaltación de la mujer que trabaja

Traducción de Rocío Westendorp. Turner, 2008. 364 pp., 22’50 e.

Que el matrimonio y la familia fueran el centro de la ficción victoriana y que la soltería femenina o la caza del marido constituyeran el nudo principal de gran parte de la novelística de los siglos XVIII, XIX y primeras décadas del XX no es un asunto tan trivial como parece. El ensayo Ellas solas, de Virginia Nicholson, sobrina-nieta de Virginia Woolf, se enmarca en esos trabajos que tienen en cuenta la dimensión sexuada de las circunstancias históricas y sociales, para proporcionar las claves de la existencia de las mujeres en un determinado periodo.

Nicholson invoca y evoca el esfuerzo de casi dos millones de solteras inglesas, en mayoría demográfica forzosa ya que los hombres de su generación murieron por millares en la I Guerra Mundial, para encontrar el modo de ganarse el sustento en un mundo que veía el matrimonio como la única salida para las mujeres. La primera Gran Guerra fracturó y desintegró los roles sociales tradicionales, incorporando al mercado laboral a legiones de mujeres en toda Europa. Después de la contienda, en Inglaterra, las llamadas "solteras de guerra" o "chicas del excedente", privadas de la posibilidad de casarse, trataron de sobrevivir económica y emocionalmente como seres autónomos, trabajando en condiciones a menudo miserables, pero modificando muchos de los códigos sociales imperantes.

A lo largo de los capítulos de Ellas solas, Nicholson nos recuerda que, pese a la evidente desproporción de hombres disponibles, entre los años 20 y 30, el fantasma de la misoginia seguía culpabilizando a las jóvenes sobrantes por quedarse "en la estantería" o para vestir santos. Mientras en los segmentos más avanzados se contemplaba a las bachelor o nuevas solteras, como jóvenes de clase media que disfrutaban de su independencia lejos de las presiones matrimoniales, el misógino doctor Murray Leslie temía que los "antiguos valores éticos" se desmoronasen. El matrimonio seguía siendo el único fin honorable, y se instaba a las mujeres a emigrar en busca de esposos. Este escalofriante anuncio por palabras de la Prensa británica de aquellos días, recogido por Nicholson, resume la situación de muchas "solteras de guerra" que soñaban con una boda a cualquier precio: "Mujer, novio muerto, se ofrece para matrimonio con oficial ciego o totalmente mutilado en la guerra".

Para su cometido, Virginia Nicholson teje una red en la que se superponen entrevistas a mujeres, testimonios extraídos de diarios privados, páginas significativas de novelas, reflexiones históricas y económicas, reseñas de Prensa y datos estadísticos, hasta erigir un todo rico y rigurosamente ensamblado. Entre las ambivalencias de aquel tiempo estaba el hecho de que las maestras y las enfermeras fueran despedidas de su puesto si contraían matrimonio. Por tanto la decisión salomónica era entre emancipación salarial o sumisión total a un marido. Pero más que una denuncia de aquel doble rasero con que la época medía a las mujeres que no se casaban, Ellas solas es un testimonio de cómo aquellas solteras convirtieron el defecto en virtud, ejercieron con convicción sus trabajos, y pasaron el testigo a las siguientes generaciones de mujeres profesionales y libres.

El "espléndido ejercito de las mujeres" , en palabras de Nicholson, aquellos dos millones de "chicas sobrantes", cambiaron en las décadas posteriores a la Gran Guerra los conceptos sobre lo que una mujer debía y no debía hacer, sobre el modo de viajar, aprender, difundir el conocimiento, ejercer una profesión, ser autosuficiente, dedicarse al arte, relacionarse con el mundo. El libro está salpicado de nombres concretos de mujeres solas que, mediante la evocación de la autora, lejos de recordarnos a las solteronas tan denostadas, reaparecen ante el público lector y las vemos crecer, embarcadas en sus vidas,con sus escasos salarios o sus triunfos, con algunos anhelos truncados, pero dando pasos de gigante, luchando por salir adelante y por ser útiles en una sociedad que durante mucho tiempo, les siguió negando su lugar en la Historia.