Image: El capitalismo funeral. La crisis o la Tercera Guerra Mundial.

Image: El capitalismo funeral. La crisis o la Tercera Guerra Mundial.

Ensayo

El capitalismo funeral. La crisis o la Tercera Guerra Mundial.

Vicente Verdú

12 junio, 2009 02:00

Vicente Verdú. Foto: Bernabé Cordón

Anagrama. Barcelona, 2009. 200 páginas. 15 euros

No es la primera vez que el escritor y periodista Vicente Verdú (Elche, 1942) dedica su atención a la manera en que el capitalismo contemporáneo ha ido transformando su perfil convencional y extendiendo una nueva, sutil fisonomía por todas las esferas de la vida cotidiana. Ahora lo hace afrontando la gran cuestión de actualidad: la crisis; una crisis que él escribe con mayúsculas e identifica con la consumación, no ya de un sistema productivo determinado, sino nada menos que del orden conocido del mundo. Palabras mayores, pues, que exigen cautela ante la complejidad del fenómeno y crítica de sus simplificaciones.

Verdú comienza así discutiendo la caracterización de esta situación de crisis en términos de una mera falla de regulación del sistema financiero capitalista, al margen de la cual quedarían otros ámbitos. Lejos de ser la causa del problema, las hipotecas-basura y demás disfunciones de la economía serían sólo síntomas de una enfermedad más profunda, invasora de un sistema que, globalizado y convertido en "estilo del mundo", hoy parece celebrar su funeral. El deterioro de la educación, la corrupción de los políticos, el aumento de la desigualdad, la des- trucción del planeta o el camelo del arte constituirían otros tantos signos que vendrían a atestiguar el que dicha crisis supone un auténtico colapso cultural, hasta el punto de poder equiparar lo devastador de su efecto al de una Guerra Mundial.

Formulada en estos términos, la sugestiva retórica del texto puede plantear algún recelo precipitado: ¿Acaso no están demasiado cercanas las palabras de Verdú al tono apocalíptico de esos profesionales de la eternidad criticados por él? Al extender la idea de crisis hasta hacerla epocal, ¿no se diluye su capacidad explicativa? Si el vaciado espiritual viene existiendo desde hace décadas, ¿por qué se muestra precisamente ahora y en forma de derrumbe de los mercados, paro y recesión?

De tales recelos podría extraerse la impresión de que Verdú minimiza la dimensión económica de la crisis y se interesa por vagas constelaciones metafísicas. Nada de eso. Su texto no se separa un ápice de este terreno: la desintegración del dinero, el carácter incestuoso del capital, la gestión de la basura como gran negocio del siglo o la muerte del automóvil son temas estelares. La clave está en la idea de "capitalismo de ficción" desarrollada por el autor en obras precedentes como El estilo del mundo o Yo y tú, objetos de lujo. El capitalismo, antaño productor de bienes materiales, es hoy, ante todo, productor de realidad; más aún: conversor de la ficción en valor. Lo que Verdú quiere así mostrarnos es cómo, en esta nueva modalidad de capitalismo, una vez diluido su cuerpo y metamorfoseado en naturaleza global, traducido a la política, la religión, la diversión o el arte, no es una realidad física, sino un constructo fantasmático lo que con mayor intensidad induce la crisis. Todo aquello que se cree, se habla o se teme sobre la crisis la genera con mayor eficacia que el mal funcionamiento de algunas piezas del engranaje financiero.

Crisis, Guerra Mundial, Fin de época no son expedientes de un discurso catastrofista. Son metáforas para designar la posición de apertura incierta a lo venidero en que siempre estamos y, desde este lado, asomarnos al futuro. El despuntar de formas de movilización ciudadana desligadas de la política tradicional, la revolución horizontal propiciada por las redes informáticas o los nuevos estímulos a la innovación son indicios de otro mundo posible. La luz al final del túnel no llegará con velocidad infinita ni cegará del todo las oscuridades del presente. Pero sí ilumina ya algunos recodos oportunamente atisbados por Verdú.