La caja de los deseos
Günter Grass
31 julio, 2009 02:00Günter Grass. Foto: Arnd Wiegmann
Hay una intuición central válida, muy de Grass, la de que todos los temas tratados en el libro funcionan a modo de partes del cuerpo de una serpiente troceada por un cuchillo, que coleando buscan acercarse. Esos pedazos son episodios de la vida del novelista narrados por unos personajes de ficción, sus hijos, donde la voz del narrador deja hablar a otros, para mostrarnos cómo es. El texto y su concepción dicen mucho del escritor, esa misma idea de la serpiente indica que cree que todo en última instancia acaba por encontrar su lugar.
En cada capítulo asistimos a una reunión familiar de Grass "papuchi", con motivo de su 80 cumpleaños, en la casa de uno de sus ocho descendientes, donde se pasará revista a las diferentes mujeres del escritor, a sus recuerdos de la vida socio-política de su padre, su gusto por la cocina contundente, a las casas donde residieron, los continuos éxitos literarios del padre, y así. Apenas aparecen escritores o políticos, o las dos mujeres más importantes de su vida. En realidad, la novela no la protagoniza Grass, que es el foco temático, sino que la protagonista es una viuda, Marie, la tía Marie, una fotógrafa que posee la caja, la máquina de fotos Agfa que da título al volumen y aparece en la portada. Con ella Marie fotografía cuanto le pide Grass. Se trata de una máquina mágica, pues las fotos representan lo que tiene delante del objetivo y lo suplementa con aspectos que interpretan el pasado y predicen el futuro. Con todo, si queremos revivir momentos del mejor Grass hay que volver, por ejemplo, a El tambor de hojalata (1959).