El cuento de siempre acabar
Medardo Fraile
23 octubre, 2009 02:00Medardo Fraile. Foto: Carlos Miralles
Y es que en unas memorias, como en un buen relato breve, lo que se calla es tan importante como lo que se dice. Lo que no va en detrimento, en fin, del valor, en este caso muy elevado, de lo que se cuenta. A la vívida crónica que ofrece del Madrid sitiado durante la guerra habría que contraponer, como imagen de un paraído perdido, la úbeda anterior al conflicto, donde el autor tenía parientes y donde su familia mantenía una satisfactoria relación ancilar o clientelar con una hacendada local. Y aunque el autor evita las disquisiciones analíticas, y prefiere narrar, queda establecido un vín-
culo explicativo entre esta infancia con referentes sociales y políticos muy mezclados y la actitud de distanciamiento e independencia con la que luego se movió en un medio cultural progresivamente politizado.
Hay otras "novelas" más o menos implícitas en este fluido relato autobiográfico; pero quizá las más sugerentes sean las de todos esos personajes que el autor retrata en el cenit de sus ambiciones, y de los que cita incluso algunos frutos logrados, pero de los que apenas queda ya un levísimo rastro en los anales literarios. Personajes como el prolífico novelista Alejandro Núñez Alonso, u otras figuras que mantienen hoy su fama y vigencia, pero respecto a las cuales el juicio del autor tampoco coincide con la opinión más o menos generalizada; como, por ejemplo, cuando se muestra reticente respecto a El Jarama, la todavía hoy estudiada y leída novela de Sánchez Ferlosio.
La frescura y novedad que destilan estas páginas apuntan a que la verdadera historia literaria de esos años necesita una urgente revisión de sus tópicos más asentados. Y constatan, también, una premisa frecuentemente ignorada: la intensidad del esfuerzo literario en una época -el primer franquismo- difícil, y la esencial continuidad de la cultura española de posguerra respecto a la anterior. Dan la sensación de llenar un vacío que, quizá por haberse mantenido demasiado tiempo, es ahora fuente inagotable de hallazgos.