Image: Historia de la libertad en Estados Unidos

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Ensayo

Historia de la libertad en Estados Unidos

Eric Foner

18 junio, 2010 02:00

Soldados de EE.UU desembarcan en la playa de Omaha, Normandía (1944)

Traducción de Albino Santos. Península. Barcelona, 2010. 642 páginas, 17 euros


Todos nos proclamamos favorables a la libertad -observó Lincoln en 1864- pero aunque utilizamos la misma palabra no queremos decir lo mismo con ella". Esta frase resume el sentido del muy interesante libro La historia de la libertad en EEUU. La libertad es la idea fundamental con la que los ciudadanos de los Estados Unidos se identifican y todos los partidos a lo largo de su historia se han proclamado sus defensores, incluso, por increíble que nos parezca, quienes pretendieron preservar la esclavitud. Pero la libertad no es un concepto fijo e inmutable que flote en el mundo de las ideas platónicas en espera de que los hombres logren realizarlo en este bajo mundo. La historia de la libertad es la de un concepto cambiante cuyo contenido se ha ido modificando y ampliando en EE.UU. a través de innumerables debates, enmiendas constitucionales, leyes votadas por el Congreso y decisiones del Tribunal Supremo. Por ello la historia de la libertad, de su formulación teórica y de su aplicación práctica, representa un hilo conductor que permite comprender aspectos esenciales de la historia de los EE.UU. desde la declaración de Independencia hasta hoy.

La gran paradoja inicial en la historia americana es que el primer gran país que hizo de la libertad la base de su sistema político pretendió al mismo tiempo mantener la esclavitud. A nuestros ojos esto resulta aberrante porque sólo podemos concebir la libertad como un derecho humano universal, pero en su origen no era así. En la vieja tradición británica y europea, la libertad era concebida como un privilegio. En el mejor de los casos se podía concebir la libertad de los ingleses o la de los americanos, entendiendo por ello la de los varones blancos, pero esto no era aplicable a los esclavos de color. Tampoco se aplicaba del todo a las mujeres; John Adams, uno de los padres de la patria, ignoró la sugerencia de su propia esposa de que tuviera presentes a las damas.

A partir de su origen dieciochesco, la idea americana de libertad se ha ido expandiendo pero sería equivocado ver en ello un proceso unívoco que consistiera sólo en la afirmación sucesiva a nuevos grupos o nuevos aspectos de la afirmación inicial de 1776. No, el proceso se ha basado en continuos debates en el que la idea de la libertad ha sido evocada con propósitos contrapuestos. La libertad americana ha sido reinventada una y otra vez, por Lincoln para abolir la esclavitud, por F. D. Roosevelt y por Johnson para establecer un sistema estatal de seguridad social, por Martin Luther King para asegurar los derechos civiles de los negros, por las feministas de los años sesenta para reivindicar la autonomía personal de las mujeres, por el Tribunal Supremo de la era Warren para promover nuevos derechos, por Reagan y los nuevos conservadores para defender la iniciativa privada de la interferencia estatal.

Las semillas plantadas en los años cruciales de la independencia han dado a los EE.UU. la gran ventaja de que ningún movimiento político y social significativo haya renegado de la libertad, de que el debate político se haya mantenido en el marco de un consenso constitucional básico y de que, con la gran excepción de la guerra de Secesión, el recurso a la violencia haya sido mínimo. Pero las grandes cuestiones que se han debatido no son americanas sino universales. De ahí el interés del libro para el lector extranjero.