Robert Browning
G. K. Chesterton
26 noviembre, 2010 01:00Lo hizo: con este libro demostró que sus dotes para la polémica y su temible inteligencia, articulada en deslumbrantes paradojas, no eran sólo armas válidas para la escaramuza periodística, sino medios eficacísimos de afirmar un punto de vista nuevo sobre la tradición literaria. Chesterton vampirizó a su biografiado, deshizo la capa de rareza y extravagancia con que lo habían revestido las dos generaciones precedentes de biógrafos y críticos literarios, y reclamó para sí los trofeos conseguidos en esta singular hazaña de esclarecimiento intelectual: la consideración del escritor como un hombre común, la idea de que todos los aparentes misterios a él aparejados suelen ser errores de apreciación, y la constatación de que una obra literaria valiosa lo es por obedecer a una necesidad lógica, y no a un mal entendido afán de novedad. Con su tratamiento de Browning, Chesterton estaba acopiando los argumentos que necesitaba para defender el valor de una obra propia que ni siquiera estaba escrita. Y eso es lo que le da a esta biografía su valor y peso como elocuente manifiesto literario.
Pero, además, es una obra clave en la historia de la biografía moderna, y lo es porque, por vez primera, el biógrafo se impone al erudito, e incluso se permite discutir las prioridades de éstos, para constatar que ciertas pesquisas desembocan a menudo en la mixtificación. Nada importa, en efecto, que Browning pudiera tener ascendencia negra o judía; sobre todo, cuando el establecimiento de este dato lleva a ignorar que fue un perfecto espécimen de la clase media inglesa de su tiempo… En esta biografía comienza la reivindicación chestertoniana del sentido común como herramienta de la inteligencia. Una evidencia que, hoy como ayer, sigue teniendo más detractores que partidarios.