Image: La otra Gioconda

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Ensayo

La otra Gioconda

Peio Riaño

3 mayo, 2013 02:00

La Gioconda del Prado

Debate, 2013. 368 páginas. 21'90 euros. Ebook: 13'69 e.

En algún momento habrá que analizar por qué los periódicos dejaron de publicar grandes reportajes y crónicas de autor, y en su lugar buscaron el favor del público con vajillas y bicicletas. Un resultado de esa deriva es que el trabajo de un periodista (que es también historiador del arte) como Peio H. Riaño vaya directamente a un libro. Y ello aunque su texto tiene una inmediatez y un tono entre policial y político que nos remiten al artículo de prensa. El libro trata, en definitiva, de un acontecimiento cultural de primer orden, que en esta España atribulada no ha tenido la repercusión que habría cabido esperar. Me refiero a la identificación de un cuadro perteneciente al Museo del Prado, que tras siglos de dudas es reconocido como el retrato de la misma dama que conocemos como La Gioconda. Es decir, un retrato que se pintó al mismo tiempo que el celebérrimo de Leonardo. El que se custodia en el Louvre está realizado sobre una tabla de peor calidad, pero sobre todo se ha deteriorado gravemente por el paso del tiempo y los cuidados deficientes de antaño, y es en la actualidad un cuadro oscurecido, craquelado... e intocable, pues no importa tanto como pintura cuanto como icono. El del Prado pudo investigarse y restaurarse con exquisito cuidado, pero sin tratar de mantener el parecido con ningún póster, y por eso precisamente se terminó por descubrir un fondo de montañas que reveló que tenía un hermano gemelo. Como dice Riaño, el cuadro del Louvre es La Gioconda y el del Prado es Mona Lisa. Es decir, el primero es una maravillosa recreación de Leonardo del rostro de una dama y el segundo un retrato de la dama en cuestión, a cargo de alguno de sus discípulos.

Riaño cuenta con excelentes dotes narrativas el proceso que llevó a la investigadora Ana González Mozo a descubrir la verdadera pintura. Los procedimientos de análisis de las obras en un museo del tamaño del Prado, el uso de la reflectografía, la posterior tarea de restauración, a cargo de Almudena Sánchez, otra especialista. Son nombres que no me resisto a citar, pues si bien quedan por su misma naturaleza en la zona de sombra merecen todo nuestro reconocimiento. Pero el libro de Riaño tiene 360 páginas y más de cien entradas en su bibliografía, es decir, trata de muchas otras cosas, unas previsibles y otras no. Como historiador del arte nos cuenta de forma documentada las vicisitudes de la Mona Lisa del Prado, desde su ingreso en las colecciones reales y hasta hoy. Y cómo se salvó por los pelos del incendio del madrileño Alcázar de los Austrias, en 1734, y cómo ese incendio, que destruyó o tostó buen número de lienzos fue el origen del actual taller de re stauración del Prado. También nos habla extensamente de este Museo, de su formación, del reparto de sus colecciones (en el denominado "Prado disperso"). Riaño realiza un argumentado alegato a favor del museo como productor de conocimiento, así como de la labor del funcionariado. Es gracias a los denostados funcionarios y a la poco rentable tarea de la investigación como se pudo descubrir la verdadera identidad de nuestra Mona Lisa. Algo que finalmente producirá ingentes ingresos en el Museo y si me apuran, elevará el PIB de la región. Lo que a mi juicio le sobra al libro no son estas páginas, sino los capítulos en que Barceló y Antonio López se confrontan con Leonardo. Estos pasajes y otros en que tumultuosamente aparecen los últimos despropósitos de la burbuja cultural. No se puede contar todo de una vez.