Image: ¡Consigue la foto! Una historia personal del fotoperiodismo

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Ensayo

¡Consigue la foto! Una historia personal del fotoperiodismo

Traducción de Miguel Marqués. La Fábrica, 2013. 426 pp. 27 e.

18 octubre, 2013 02:00

Foto de Morris en el desembarco de Normandía

La tarea del editor gráfico es fundamental en la difusión de las imágenes y, en último término, en la creación de 'la imagen' que como público nos formamos en relación a cualquier suceso. Entre el fotógrafo que disparó la cámara y el lector del libro, la revista o el periódico, está un profesional con criterio para decidir qué resulta mejor en términos de calidad, expresividad, adecuación y estilo. Este es el caso de John G. Morris (Chicago, 1916), cuya extensa biografía se trenza prácticamente con la de todos los grandes fotógrafos del siglo XX, desde Robert Capa y Henri Cartier Bresson a Chim y David Seymour.

Cuando digo se trenza no exagero. Nuestro autor les encargó trabajos, les prestó dinero, compartió sus juergas y en muchos casos consoló a sus viudas. Su compromiso con los fotógrafos era simétrico al que les exigía a ellos. Pero Morris era bien consciente de que a diferencia de un redactor, que puede trabajar a distancia, un fotógrafo siempre 'tiene que estar allí', sean cuales sean los peligros o las incomodidades. Y ese poso de inocultable verdad que acarrean las fotos las convierte en herramientas poderosas. El trabajo documental de Lewis Hine sobre el trabajo infantil consiguió transformar la legislación al respecto. Las fotografías de William Henry Jackson fueron decisivas para la creación de los primeros parques naturales en Estados Unidos. Morris se formó a su sombra, aprendiendo con su ejemplo la capacidad de transformar las conciencias que tiene la fotografía.

Empezó trabajando en Life, desde donde organizó la cobertura del desembarco aliado en Normandía, luego pasó largos años como editor gráfico del Ladies Home Journal. Podría parecer un lugar sin interés, pero fijarse en lo ordinario en lugar de lo extraordinario le llevaría a encargar trabajos que acabaron por inspirar la famosa exposición de Edward Steichen The Family of Man. Fue editor ejecutivo de la Agencia Magnum desde el primer día, más tarde editor gráfico del Washington Post y del New York Times. Y se 'retiró' como delegado en Europa de National Geographic. Morris y los fotógrafos de su tiempo, a través de reportajes que suponían una enorme inversión económica y personal, hicieron un trabajo excepcional a favor del cosmopolitismo y del mejor conocimiento del otro. Al final de estas memorias, Morris confiesa que toda su vida se debatió entre el activismo político y el periodismo. Pero uno no puede por menos de pensar que en realidad siempre estuvo haciendo política a través de la fotografía.

Steinbeck escribió: "la mentira radica en las cosas que no se mencionan". Morris añade: "en las que no se fotografían". Efectivamente, en nuestro mundo atestado de imágenes, lo que no se fotografíar queda en silencio, no existe. Claro que no bastan las fotos para cambiar el mundo, pero sabemos que muchas veces han sido el primer paso en esa dirección. Sin las cámaras de Sebastiao Salgado o de Gervasio Sánchez no habríamos podido conocer los dramas que se viven en lejanas partes del mundo. Sin ellas y sin el editor gráfico o el director de la institución que acoge las fotografías.

Desde el punto de vista editorial hay que señalar la excelente selección fotográfica que contiene. Y también mencionar que el texto es en ocasiones tan veloz que se convierte en emocionalmente frío. Este libro es una verdadera joya para lectores y fotógrafos interesados en el fotoperiodismo, y aún más si quieren conocer la despiadada historia del periodismo norteamericano. Pero como todas las memorias de personalidades interesantes, resulta también sumamente instructivo sobre la condición humana y su alucinante cóctel de temeridad, errores y fortuna (parte del coctel son sus sucesivos matrimonios). Resulta asombroso comprobar que por las manos de Morris pasaron la mayor parte de las imágenes con las que hemos armado nuestra memoria visual del siglo XX. Sí, un puñado de fotógrafos y Morris han fabricado nuestros recuerdos.