Érase una vez una linda princesita que, por causa el caprichoso azar, aterrizó sobre el carro de un granjero, mientras que la cerdita del lugareño era impulsada en el lance hasta la cuna de la noble infanta. Semejante cambalache es el origen de este tronchante álbum que juega con los equívocos y la verosimilitud de estos encantamientos -el de la marrana en princesa y viceversa-, porque, de todos es sabido, que son cosa natural entre los cuentos de hadas. Con grandes dosis de humor, el autor británico va desmontando infinidad de tópicos de las leyendas tradicionales, apoyándose en el tono jocoso de la narración. Y a ello contribuyen sin duda, las divertidas ilustraciones sobre la vida de esta lechona en Palacio, cuando la contemplamos incapaz de ser educada por sus aplicados tutores, o hecha un orondo ejemplar blanco en el día del su boda. La carcajada del pequeño lector está pues asegurada.