Al Sr. O se le rebelaron los pensamientos el día en que descubrió a la hermosa Sta. I durante un congreso de científicos. Entonces el corazón le tembló y aquel enorme sombrero que se había construido para ocultar sus emociones se infló de tal manera, que terminó explotando para liberar el peso de tanto sentimiento a ritmo de boleros. A pesar de lo ocurrido, el afanoso protagonista decidió fabricarse otro escudo aún mayor pero tampoco fue suficiente, ya que sus pensamientos no dejaban de crecer. Así que no hubo fórmula matemática ni doctor que pudiera aliviar su problema hasta que una jornada de terrible tormenta, el sombrero voló por los aires dejándolo desprotegido en mitad del ancho mar. Solo en ese momento sus ideas fueron libres y el Sr. O pudo salir a navegar.
Hasta aquí la curiosa fábula de Amalia Boselli (Buenos Aires 1979) sobre ese caparazón que tantas veces levantamos a nuestro alrededor para evitar que nos hagan daño. Pero si original nos parece ver cómo los pensamientos del protagonista cobran vida propia y lo dejan metafóricamente "desnudo" ante el posible juicio del otro, igualmente creativas resultan las ilustraciones a plumilla de Verónica Gatti. Un torrente de imaginación en el que lo poético convive con lo prosaico a través de los contrastes entre el color y el blanco y negro. En suma, un canto a la fantasía al materializar en forma de dibujo ese mundo maravilloso que habita en el interior de cada persona.