Nos encontramos ante un pequeño álbum que pasa de lo inquietante a lo claustrofóbico conforme avanzamos en la lectura: "Aquella mañana al levantarme lo vi. A los pies de mi cama había un balón que no era mío". Con este comienzo inocente arranca la historia de este niño que contempla cómo su habitación se ve violentada por la presencia de un juguete extraño, un gigantesco balón que parece haber entrado por la ventana y no hay manera de eliminar. Nada sabemos del pequeño narrador -solo conocemos su silueta-, ya que el verdadero protagonista es este misterioso intruso que monopoliza las ilustraciones y va ganándose el favor de otros juguetes. La tensión sigue creciendo y ni convenciéndole ni ignorándole logra que abandone ese espacio privado que ya ha hecho suyo. Un libro que nos habla de los miedos y las obsesiones, al que le sacaremos todo el partido si la lectura se hace acompañada de un adulto.