La escritora argentina -reconocida recientemente con el Premio Nacional de las Letras infantiles alemanas- lo deja claro desde el comienzo: No hay que irse lejos de casa para vivir grandes aventuras. Lo comprobaremos al viajar con la imaginación hasta Buenos Aires, con sus parques y esos paseadores ambulantes amarrados al abanico de correas que parecen tirar de sus pasos. Por ello no es de extrañar que en esta ficción los perros compartan protagonismo con Nina, su primo Milo y un fascinante vagabundo de origen rumano que vive rodeado por su manada y al que parece acechar un extraño chico de negro. La escapada a casa del abuelo donde ambos jóvenes entrenarán la comunicación telepática, la misteriosa desaparición de algunos perros y las pesadillas premonitorias de la protagonista son algunos de los ingredientes de esta entretenida novela que combina el suspense con el elogio de la amistad y el respeto por los animales.