Lata de Sal. 44 páginas, 15'50 €. (A partir de 5 años)
El suelo resbaladizo del cuarto de baño, la temperatura perfecta del agua y el vapor que inunda toda la habitación transmiten un clima de especial complicidad entre el pequeño protagonista y su patito de goma.
Según rezan las costumbres niponas, antes de sumergirse en la bañera el niño frota ceremoniosamente cada parte de su cuerpo para que el resto de la familia siga disfrutando de un agua limpia, pero su sorpresa será mayúscula al comprobar cómo del fondo emerge una gran tortuga, una pareja de pingüinos o una enorme foca que no para de lanzar pompas de jabón como si estuviesen brotado de una mágica chistera. Pero el clímax de este desfile animal llega cuando un descomunal hipopótamo aflora de entre las aguas para rogar a nuestro protagonista que le restriegue orejas y dedos, mientras los litros de espuma se derraman lúdicamente por las baldosas empapadas. Entonces todo se convierte en una fiesta que culmina con el delicioso aclarado de la ballena en forma de lluvia fina, antes de que esta fantástica tropa se zambulla nuevamente en la bañera y se evapore bajo el agua cuando mamá asoma la cabeza por la puerta para avisarnos de que es hora de salir.
La habilidad de las autoras japonesas para distribuir las onomatopeyas justas, la neblina del vaho o la luz cálida
que transmiten las ilustraciones dotan a todo el conjunto de una atmósfera de confortable irrealidad en este ritual del baño que se recrea y celebra cada uno de los detalles.