Tanto los lectores como la crítica norteamericana han bendecido este álbum sin palabras que ilustra el maravilloso viaje de una niña abrumada por el aburrimiento en su solitaria habitación. La atmósfera gris parece dominar las páginas iniciales hasta que descubre en el suelo un lapicero rojo que usará para dibujar una puerta tras la que le espera un mundo maravilloso. Comienza, pues, el viaje de la pequeña y el color irrumpe a raudales por bosques misteriosos, ciudades encantadas y desiertos en los que cualquier imprevisto se puede solventar gracias a este mágico instrumento, que termina por hermanarse con otro lápiz violeta que emprendió la misma aventura.
Pero, más allá del fantástico relato, tras la lectura aprendemos que somos nosotros los que manejamos los hilos la imaginación, esa poderosísima arma que nos ayuda volar cuando la cruda realidad se empeña en anclarnos al suelo.