Años triunfales
Javier Quiñones
7 marzo, 1999 01:00
D e nuevo la memoria hurgando en un episodio de nuestro pasado. No en el enfrentamiento armado, ni en los convulsivos choques entre ideologías, proyectos revolucionarios y clases sociales, ni siquiera en la violencia desatada sobre todo y sobre todos, sino en la dramática peripecia personal de un hombre de enorme trascendencia política e intelectual y de singular talla humana.
éste es, por tanto, el relato de una experiencia personal que puede parecerse a otras muchas y que pudo pertenecer a otros tiempos de diferencias igualmente lacerantes, pues lo que persigue es pronunciarse del lado de lo humano y hacer justicia a través de un relato riguroso, respetuoso, veraz y reivindicativo con la Historia. A ella pertenece la figura del dirigente socialista y catedrático de Lógica Julián Besteiro, continuador del pensamiento político de Pablo Iglesias, líder incuestionable de los republicanos y condenado, en dos ocasiones, a cadena perpetua. De la primera le salvó la aministía concedida después de las elecciones de 1918. De la segunda -en 1939, ya con 70 años-, fruto de un juicio lleno de "acusaciones capciosas, tergiversadas y malintencionadas", nada pudo librarle. Era un personaje demasiado incómodo, y el castigo fue una sentencia que duró hasta septiembre de 1940, lo que aguantó su vejez y una enfermedad mal tratada en la cárcel de Carmona. Episodio sobre el que recayeron los años y el olvido.
De él lo arrancó el burgalés Javier Quiñones para este delicado y estremecedor relato -merecedor del premio de novela Ciudad de Barbastro 1997-, que convierte en sustancia narrativa la indigna prisiòn y muerte de Julián Besteiro. ésa es la única acción que aborda, en un libro de clara estructura novelesca, la verdad de lo sucedido, apoyándose en testimonios escritos, en el rigor de una amplia documentación y en la correspondencia rescatada para narrar la angustia confesada a su mujer, Dolores Cebrián .
P. C.
éste es, por tanto, el relato de una experiencia personal que puede parecerse a otras muchas y que pudo pertenecer a otros tiempos de diferencias igualmente lacerantes, pues lo que persigue es pronunciarse del lado de lo humano y hacer justicia a través de un relato riguroso, respetuoso, veraz y reivindicativo con la Historia. A ella pertenece la figura del dirigente socialista y catedrático de Lógica Julián Besteiro, continuador del pensamiento político de Pablo Iglesias, líder incuestionable de los republicanos y condenado, en dos ocasiones, a cadena perpetua. De la primera le salvó la aministía concedida después de las elecciones de 1918. De la segunda -en 1939, ya con 70 años-, fruto de un juicio lleno de "acusaciones capciosas, tergiversadas y malintencionadas", nada pudo librarle. Era un personaje demasiado incómodo, y el castigo fue una sentencia que duró hasta septiembre de 1940, lo que aguantó su vejez y una enfermedad mal tratada en la cárcel de Carmona. Episodio sobre el que recayeron los años y el olvido.
De él lo arrancó el burgalés Javier Quiñones para este delicado y estremecedor relato -merecedor del premio de novela Ciudad de Barbastro 1997-, que convierte en sustancia narrativa la indigna prisiòn y muerte de Julián Besteiro. ésa es la única acción que aborda, en un libro de clara estructura novelesca, la verdad de lo sucedido, apoyándose en testimonios escritos, en el rigor de una amplia documentación y en la correspondencia rescatada para narrar la angustia confesada a su mujer, Dolores Cebrián .
P. C.
