Novela

Bariloche

Andrés Neuman

19 diciembre, 1999 01:00

Finalista premio Herralde de novela. Anagrama. Barcelona, 1999. 176 páginas, 1.700 pesetas

Parece que este año los grandes premios de novela están apostando por la calidad y la juventud. Alabado sea. Pues ésta es una de sus funciones primordiales: descubrir autores nuevos o dar el espaldarazo a jóvenes que reclaman mayor atención.

Así lo hizo el premio Primavera con Antonio Soler. El Planeta va a multiplicar los lectores de Espido Freire. Un renovado Biblioteca Breve destacó al joven mexicano Jorge Volpi. Y el Herralde, fiel a su trayectoria de apostar por nuevos novelistas, lo acaba de hacer por partida doble, eligiendo como ganador a Marcos Giralt Torrente y como finalista a Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), argentino nacionalizado español y residente en Granada, donde completa su carrera de Filología Hispánica, y presente ya en el catálogo de algunos galardones para noveles, además de poeta seleccionado por J. L. García Martín en su reciente antología de La generación del 99, sobre la poesía española última.

Neuman había publicado también un libro de cuentos. Bariloche es su primera novela, en realidad una novela corta, tanto por su ajustada extensión como por la disposición de sus elementos estructurales. Hay que proclamar que, en cuanto ópera prima, constituye un acierto completo. Pues revela a un autor que sabe construir una novela, es capaz de abordar en ella dolientes inquietudes y amarguras de la vida y maneja el relato con exquisita depuración, dosificación y graduación de los ingredientes fundamentales que ordenan su movimiento climático en favor de la intensidad y emoción propias de la novela lírica. Porque estamos ante una auténtica novela del aprendizaje en la cual se renuncia a lo accesorio en favor de lo esencial y del arte de sugerir. En su discurso confluyen dos líneas convergentes en un aciago final. Una transcurre en el presente y se desarrolla en un barrio de Buenos Aires, donde Demetrio recoge basura por las noches, duerme por el día y en su tiempo libre compone puzzles y a veces se acuesta con la mujer de su compañero de trabajo. La miseria de esta existencia urbana contrasta poderosamente con los recuerdos del pasado del protagonista, cuya adolescencia en el campo, en los alrededores de Bariloche, va asomando a su memoria en fragmentos recordados en subjetivo desorden. Lo que ahora se ahoga en el asfalto y entre escombros fue antes experiencia de vida natural y descubrimiento del amor, aun con sus prohibiciones y necesidades familiares. Pero aquello se ha roto para siempre. Bariloche es una sombra del paraíso perdido, tan despedazado como las piezas de los rompecabezas que Demetrio se esfuerza en recomponer. Así es su existencia como naúfrago urbano a quien se le ha hecho de noche en el camino del campo a la ciudad, sin amparo en que abrigarse del frío de la vida. Lo peor está en que Demetrio es víctima y culpable a la vez. La peripecia familiar lo arrancó de su lugar en el mundo e hizo de él un desarraigado. Y, con los años, él creció en cinismo, en la traición cometida con su compañero de trabajo y con su mujer, sin el coraje necesario para acudir a su llamada amorosa.

Pasado y presente, el campo y la ciudad, adolescencia libre y vida adulta atrapada entre desperdicios asfálticos componen en su alternancia vivida y recordada una novela hermosa y estremecida. Su construcción se apoya en el fragmentarismo y en la elipsis, así como en el contraste entre la cronología lineal del presente narrativo y el subjetivo desorden de sus retrospecciones temporales. Lo cual potencia la tensión e intensidad de la novela lírica, cualidades que se realzan por medio de la técnica de miniatura en las descripciones impresionistas del paisaje a fuerza de rápidas pinceladas que destacan lo justo para sugerir lo demás. Creo que la lengua del narrador no justifica su disonancia, por su variante española, frente al coloquialismo y naturalismo lingöístico argentino de los personajes. Pero tal desajuste bien puede soslayarse como una inseguridad acorde con la situación del autor en una novela llena de poesía y ternura y otros aciertos que invitan a esperar mucho de próximas entregas.