Image: Era medianoche en Bhopal

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Novela

Era medianoche en Bhopal

Dominique Lapierre y Javier Moro

16 mayo, 2001 02:00

Planeta. Barcelona, 2001, 423 páginas, 3.200 pesetas

Un saqueador hurgaba con sus tenazas en la boca de un muerto, buscando alguna muela de oro. La escena puede parecer típica, pero basta echar un vistazo alrededor para comprender que se produce en el paisaje más siniestro, en el centro mismo del horror y la locura. Fue en Bhopal (India), la noche del 2 de diciembre de 1984, sobre un campo de miles de cadáveres y cuerpos agonizantes, una masacre producida por la explosión de un depósito en una fábrica de pesticidas. Dominique Lapierre y Javier Moro nos lo cuentan en este libro que se lee como una novela de terror.

Junto al periodista, guionista y novelista Javier Moro, Lapierre ha puesto a nuestro alcance una historia real terrible y olvidada, que nos recuerda los peligros a los que pueden someternos los "aprendices de brujos". Una gran empresa química norteamericana, Union Carbide, inventó un pesticida llamado Sevin, en cuya fabricación se utiliza isocionato de metilo (MIC), una sustancia que bajo el efecto del calor puede descomponerse en moléculas potencialmente mortales. A principios de los 80, creyendo que en la India tendrían un mercado amplio y mostrándose como benefactora para estas tierras infectadas de pulgones, Unión Carbide levantó una factoría de producción del pesticida Sevin de unas dimensiones exageradas, desoyendo los consejos de los propios ingenieros expertos en la zona. En pocos años la escasa rentabilidad provocó mil despidos y el abandono más irresponsable del mantenimiento y la seguridad de la fábrica. Paso a paso se nos cuenta la vida de quienes serán víctimas y héroes en la noche fatal de diciembre del 84, los pobres que malviven en los barrios de chabolas hacinados junto a los muros de la fábrica. Los autores han sabido dotar al reportaje de una trama novelesca gracias a la historia de la familia de Padmini, una niña adivasi que huirá de los proxenetas y llegará a celebrar su boda en la fatídica noche de la explosión. La descripción de los efectos de la nube tóxica no es autorizada para todos los públicos. El resultado, más de quince mil muertos y medio millón de heridos que hoy siguen necesitando ayuda. Union Carbide ya no existe y nadie ha sido procesado.