¿Quién no conoce la historia de Frankenstein? La de ese engendro humano, "sin soplo divino", creado por la perturbada mente de un doctor, odiado por todos y obsesionado por encontrar un amor. La obra, que comenzó como una suerte de "divertimento" cuando Mary, junto a su marido, el poeta Percy Shelley, y el amigo de ambos, Lord Byron, se encontraban en Suiza, ha llegado a convertirse en una de las obras cumbres de la novela gótica. La propia Shelley escribió que su propósito había sido "distraerse... y ejercitar las posibilidades de su espíritu" al tiempo que divertir al lector. La realidad es bien otra, porque aquel "Moderno Prometeo", trascendía los límites exclusivamente literarios para indagar cuestiones de tipo filosófico, científico y social.