Novela

Los caminos del recuerdo

Robert James Waller

16 enero, 2003 01:00

Trad. Adriana Fernández. Planeta. Barcelona, 2002. 215 páginas, 17 euros

"A lo largo de los años me llegaron cartas de lectores de Los puentes de Madison, cientos de cartas, miles... Un buen porcentaje querían saber más acerca de Robert y Francesca,de sus vidas, de lo que había pasado con ellos después de aquellos cuatro días juntos en Madison County, Iowa". En la continuación de la popularísma Los puentes de Madison County volvemos a encontrarnos con los personajes del fotógrafo Robert y la resignada esposa de un granjero, Francesca. Pero no juntos: cada uno ha seguido su propia vida y el reencuentro no llega a producirse, aunque ninguno logró olvidar la fugaz aventura que marcaría el resto de sus vidas.

Han transcurrido dieciséis años. Francesca enviudó y visita asiduamente el puente de Roseman. El fotógrafo ahora tiene sesenta y ocho años. Lleva una vida sedentaria y decide emprender un viaje que le llevará de nuevo al condado de Madison. Nos encontramos también con un tercer personaje, Carlisle McMillan, obsesionado por conocer a quién fue su padre. Apenas si tiene datos para lograr su objetivo; su madre tuvo una aventura con un fotógrafo y nunca más volvió a saber de él. Finalmente Robert llega al viejo puente y está a punto de producirse el encuentro. Carlisle logra conocer a su padre, el propio Robert. Un único encuentro, por desgracia, pues Robert murió al poco tiempo.

Al leer el subtítulo, "Regreso a los puentes de Madison County", uno sucumbe a la ilusión de encontrarse ante el desenlace de aquella aventura que estremeció a millones de lectores y espectadores. Hasta comprender que una cosa son los deseos del lector y otra las intenciones del autor. Los caminos del recuerdo no es una secuela de la anterior, sino una obra con entidad propia. La búsqueda del padre, más que la recuperación del amor perdido, se convierte de esta forma en uno de los motivos fundamentales de la obra y el sentimiento de añoranza adquiere una novedosa dimensión. Waller es un novelista que conoce bien su oficio y consigue atraparnos en una historia que, si bien no es tan conmovedora como la que sirvió de excusa, nos envuelve con su lirismo y elegancia narrativa.