Image: Porno

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Novela

Porno

Irvine Welsh

12 mayo, 2005 02:00

Irvine Welsh. Foto: Archivo

Traducción de Jordi Fibla. Anagrama. Barcelona, 2005. 608 págs, 19’50 e.

Con su primera novela, Trainspotting (1993), el escocés Irving Welsh tuvo la fortuna -desgracia para algunos--de convertirse en un autor de culto entre los más jóvenes. Y su versión cinematográfica sirvió para popularizarla entre cinéfilos.

Tras Trainspotting publicó media docena de títulos que merecieron desigual apreciación crítica. En Maribou Stork Nightmares (1995) se adentraba en el peligroso campo de la experimentación narrativa; las tres "novellas" de Ecstasy (éxtasis, 1996) apenas si suscitaron interés alguno; Filth (Escoria, 1998) presentaba uno de los personajes más atípicos de la literatura, el corrupto policía Bruce Robertson; Glue (Cola, 2001) vuelve a recrear el mundo de las pandillas juveniles durante tres décadas. Argumentos todos ellos distintos pero con el común denominador de acontecer en la decadente Edimbugo de fin de siglo y mostrar el lado más perverso y depravado de una sociedad corrupta en su esencia.

Welsh, en Porno, no se aparta un ápice de estos "fundamentos" narrativos y, diez años más tarde, recupera a los protagonistas de Trainspotting hasta el punto de poder calificar el nuevo título de secuela del primero. Indudablemente Porno tiene sentido en sí misma, pero la lectura se verá considerablemente enriquecida al conocer lo acontecido en Trainspotting. Así, reencontramos a Simon "Sick Boy" Williamson viviendo en Londres cuando su tía Paula, que ha conocido a un español de Alicante y tiene intención de fijar su residencia en España, le ofrece hacerse cargo del pub de su propiedad, el Port Sunshine. Simon se convierte en un respetable hostelero hasta el punto de ser descrito en un editorial como "empresario local con principios... progresista y orientado hacia el futuro... en posesión de un sentido de la responsabilidad... en particular los jovencitos víctimas de malvados traficantes, cuyo único objetivo es destrozar y destruir vidas jóvenes" (pág. 287). Ciertamente al Simon -ya no le gusta el apodo de "Sick Boy"- de Porno no le preocupan las drogas como diez años atrás; lo que ahora le interesa es el cine, más concretamente el "cine de adultos" como metafóricamente se denomina al cine porno, una suerte de arte en sí mismo pues "los actores convencionales son más putas que las estrellas del porno". Su película, Siete polvos para siete hermanos, incluso llegará a ser reconocida en el Festival de Cine Adulto de Cannes. Renton -recordemos que escapó con el dinero de la droga- vive ahora en ámsterdam y también se embarca como productor en la aventura, pero deberá vérselas con el psicópata Begbie, que acaba de salir de la cárcel sediento de venganza; Spud, caracterizado ahora como un intelectual, también participa. Pero ahora dos personajes cobran especial protagonismo, el "Juice" Terry que conocimos en Cola, y Nikki, una hermosa estudiante de cine que se gana la vida trabajando en un local de masajes y para quien los hombres son como las carreteras, "hasta los más fascinantes sólo son capaces de retener mi interés durante un tiempo limitado" (pág. 40), lo que finalmente le ocurrirá con Simon. Nikki, que tiene su propia voz en la novela, es sin duda el personaje más interesante, pues tanto Simon como el resto de sus "colegas" han perdido su frescura original y no logran atraparnos como años atrás. Pese a ello Welsh se muestra como un autor más maduro para quien la sátira continúa siendo la mejor forma de reflejar las más bajas pasiones humanas. Se muestra seguro, por ejemplo, al permitir que sean los propios personajes quienes expongan su propio punto de vista en primera persona; el propósito, sospecha uno, bien pudiera ser trasmitir una percepción más vivida y realista de la terrible complejidad del espíritu humano.