Recursos humanos
Antonio García Ángel
19 abril, 2007 02:00Foto: Rolex/Stefan Walter
Fuerza inventiva y verbal destacan en esta segunda novela de Antonio García ángel (Bogotá, Colombia, 1972), escrita bajo la tutela de Mario Vargas Llosa gracias a un programa de mecenazgo (desarrollado por Rolex), que hacía que cada semana el joven colombiano le enviase por email a Vargas Llosa un capítulo de su novela.Recursos humanos es una divertida sátira del mundo empresarial, asombrosa por su ingenio constructivo e innovador como pocos. La novela es, desde su título, el anuncio del carácter mayúsculo que se pretende al destacar como cabecera de la historia el eufemístico nombre de ese reducto llamado, hasta no hace mucho, "Departamento de Personal". Desde ahí, entre sarcasmos, ironías y burlas condescendientes, se desata la hábil perspectiva de un narrador omnisciente que aborda la acción con una calculada distancia para lograr el efecto paródico que pretende, bien provocando conmiseración o repulsión hacia el protagonista del relato, bien ausentándose en escenas narradas entre diálogos que directamente representan la farsa a la que asistimos.
Su objetivo nos lleva tras el ritmo frenético del gerente de recursos humanos, Ricardo Osorio, asediado, últimamente, por varios frentes: se ha enamorado de la mejor amiga de su mujer; su secretaria Elsy le abandona sin aviso antes de la celebración del cuadragésimo aniversario de la empresa; y, en uno de sus rutinarios itinerarios por un edificio convertido en encrucijada de túneles y plantas, tropezó con una presencia no registrada entre los trabajadores que de él dependen. Así que mientras persigue en secreto al misterioso hombre de los túneles, planea su huida hacia otra vida, esquiva la turba de obstáculos que no auguran un buen final para la ansiada celebración, y regresa cada noche a su mediocre vida de "padre remiso y esposo apático" en "Bogotá", escenario brevemente sugerido en recorridos que retratan su desarrollo urbanístico…, el lector asiste a una travesía delirante y absurda en un relato de naturaleza kafkiana, que logra mantener en vilo nuestras expectativas jugando con una atrevida disposición argumental, tan inexplicablemente caótica como la vida del protagonista, la historia de la empresa o el funcionamiento interno de sus departamentos.
Antonio García ángel lo logra interrumpiendo la lógica de la acción con desconcertantes escritos, informes inexplicables, presencias que hallarán respuesta en el sinsentido del desenlace, enriqueciendo así la disposición de la trama y su sentido. ¡Léanlo!
Merece buena acogida un relato así: tronchante, disparatado y sorprendente.