Novela

La interpretación del asesinato

Jed Rubenfeld

27 septiembre, 2007 02:00

Jed Rubenfeld. Foto: Sigrid Estrada

Traducción de J. Zulaika. Anagrama. Barcelona, 2007. 540 páginas, 23 euros

Desde los primeros relatos de misterio de Edgar Allan Poe -en lo que históricamente se conoce como el nacimiento del género- hasta nuestros días, la "novela negra" se ha enriquecido de tal forma que incluso hay quien habla de subgéneros dentro del propio género. La apreciación tal vez resulte extremadamente exagerada, pero no es menos cierto que los relatos de Agatha Christie y Dashiell Hammet, por ejemplo, responden a caracterizaciones literarias bien distintas. Y recreando esta heterogeneidad nos encontramos con la primera novela de Jed Rubenfeld (1964), La interpretación del asesinato, donde la psicología e historiografía ocupan el lugar que en otro tiempo era patrimonio exclusivo del ingenio y la imaginación.

La acción transcurre en Nueva York a comienzos del siglo XX. La ciudad está transformando su aspecto físico, con nuevos rascacielos que surgen como setas, y su dinámica social, al convertirse en el centro intelectual de la cultura norteamericana. Y es en este ambiente, agosto de 1909, cuando llega a Nueva York, en la que sería su única visita a Estados Unidos, Freud acompañado de sus entonces discípulos Jung y Ferenczi. Les espera un joven psicoanalista norteamericano, Stratham Younger, que será su guía en la Gran Manzana. Younger es profesor en la Universidad de Clark, donde Freud recibirá un doctorado Honoria Causa e impartirá una serie de conferencias sobre esa nueva especialidad que se estaba poniendo de moda, el psicoanálisis.

Pero la visita se ve alterada por una serie de asesinatos que coinciden con la llegada de Freud. La primera víctima mostraba claros signos de prácticas sado-masoquistas; la segunda, también mujer, tuvo la fortuna de salir con vida del trágico trance, pero sufre de amnesia y no es capaz de recordar absolutamente nada. Es entonces cuando entra realmente en escena Younger, pues Freud sugiere que sea él quien someta a la joven Nora Acton a una serie de sesiones de psicoanálisis con el objetivo de recuperar la memoria y, de esta forma, ayudar a la policía en la resolución de estos extraños casos.

La interpretación del asesinato responde a los condicionantes básicos de lo que conocemos como novela negra en tanto en cuanto el objetivo de la trama parece ser la resolución de un asesinato; aparte de eso en poco más se asemeja al modelo tradicional. Rubenfeld parece explorar nuevos caminos, llevar más allá las fronteras del género en un intento experimentalista que algunos considerarán interesante e imaginativo y otros intrascendente y aburrido. La inicial inclusión de Freud y Jung parecía evocar una situación similar a aquella de Matthew Pearl en El Club Dante, cuando Poe y Longfellow se convertían en personajes de ficción, pero en este caso desgraciadamente no llega a alcanzar la dimensión literaria de aquellos. Tal vez porque la narración en primera y tercera persona no logra el equilibrio pretendido, tal vez porque no se acaba de entender quien es el verdadero protagonista. El padre del psicoanálisis se muestra un tanto distante y disgustado con los Estados Unidos. Su última alocución se convierte en un verdadero manifiesto anti-norteamericano: "Respecto a este país suyo: recelo de él. Tenga cuidado. Saca lo peor de la gente: tosquedad, ambición, fiereza. Hay demasiado dinero… Norteamérica, me temo, es un error. Un error de dimensiones gigantescas, sin duda. Pero un error al fin y al cabo". (pág. 522)