La bodega
Noah Gordon
31 enero, 2008 01:00En el Languedoc, Joseph trabaja para un viticultor que le enseña el oficio, y la pasión por los viñedos da sentido a la vida de este modesto joven, cuyo inmediato pasado le persigue. Nuestro protagonista posteriormente volverá a su pueblo, Santa Eulalia, para duramente salir adelante cultivando sus viñas, tratando de hacer un buen vino que no acabe en vinagre.
El lector hispánico encontrará como referente a esta novela que podemos calificar de rural, la magistral Solitud, de Víctor Catalá, donde el medio campesino cobra verdadero protagonismo, y al igual que en los dramas rurales de ángel Guimerá, de Joseph Pons i Pagés, o en las obras de Marquina o de Adriá Gual, por sólo situar algunos precedentes de ámbito catalán.
Gordon hace desfilar toda una galería de personajes rurales con una precisa caracterización que bebe de la tradición catalana, aun sin ser una novela que pertenezca a las literaturas hispánicas. Se alternan de manera muy amena los episodios más sombríos, conspirativos y dramáticos, con elementos de intensidad más lírica, donde el narrador ofrece un verdadero canto de amor a la tierra y sus frutos. Personajes llenos de fuerza, con las guerras carlistas como fondo histórico, y la complejidad de la política española en ese momento, hacen avanzar la acción, que tiene su dosis de misterio y crimen. Transitan así políticos locales, el cura del pueblo, el dueño del colmado, su hermano que busca una vida mejor como obrero en la incipiente Barcelona industrial; en definitiva, el autor dibuja vigorosas caracterizaciones que dan verosimilitud a los personajes. A través de los ojos de Joseph, plasmará una visión nueva de las ciudades que visita.
Novela de crecimiento también, donde somos testigos de la fuerza de voluntad y de supervivencia de nuestro protagonista, que crece con sus experiencias. No podemos dejar de reseñar que el amor es, así mismo, argumento importante que articula esta narración. Un amor antiguo, como corresponde a la época, lleno de abnegación y trabajo. Seres humildes que luchan honestamente por una existencia digna, reflejados en esa metáfora que es la bodega y sus misterios, buscando la cosecha que haga diferente sus vidas.