La mujer de verde
Arnaldur Indridason
24 julio, 2009 02:00Arnaldur Indridason. Foto: Einar Falur Ingólfesson
La mujer de verde cuenta el esclarecimiento de un asesinato cometido hace más de 50 años. Reykiavik se está expandiendo y en una de las excavaciones unos niños encuentran una costilla humana. El caso llega a manos del inspector Erlendur, y la resolución se antoja un tanto compleja, pues el tiempo ha borrado cualquier indicio. Erlendur deberá recopilar la máxima información sobre los terrenos, que sirvieron de campamento de soldados ingleses y americanos en la Guerra Mundial. Pero, además, Erlendur tiene que encontrar a su hija Eva, una joven drogadicta que le ha llamado pidiendo auxilio. Ambos asuntos se solventan satisfactoriamente, pero en esta obra las normas del género se pulverizan y, felizmente, el "asesino" queda sin castigo.
La resolución de un enigma, por lo general un asesinato, es el motor de toda novela negra que se precie, pero en el caso de Indridason incluso llegamos a olvidarnos del asunto argumental. Su riqueza narrativa, el cuidado y sutileza con que describe los detalles más nimios, el interés de las subtramas y, sobre todo, la caracterización de Erlendur, un genuino anti-héroe, son más propias de un buen escritor que de un maestro del género. No en vano la verdadera resolución del caso se sustancia en las últimas páginas, de forma vertiginosa, atrapándonos en un laberinto de confesiones que nos lleva de sorpresa en sorpresa. Para ello debe retrotraerse 50 años hasta el momento del asesinato, en una de las escenas más espeluznantes que recuerdo, tal vez sólo comparable a la de aquella aterradora violación de Temple Drake en Santuario de Faulkner. Uno diría que para Indridason la trama detectivesca no es sino la excusa para narrar asuntos como la violencia de género y la brutalidad familiar.
La traducción, a cargo de Enrique Bernárdez es soberbia, logrando trasmitir la agilidad y frescura del original.