Memorias de una dama, de Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) supone la consolidación literaria de un autor que en 2006 se convirtió en el ganador más joven del premio Alfaguara con Abril rojo. Roncagliolo, afincado en Barcelona, parece poseer la fórmula infalible para atrapar a sus lectores: no pierde de vista que una novela debe contener una buena historia y ser contada con encanto y gracia. La escritura ágil y solvente de Memorias de una dama se pone al servicio de un relato poderoso y rico en capacidad inventiva, bien desarrollado, divertido y documentado, que ha sido censurado en Santo Domingo. El relato nace del deseo de una anciana millonaria dominicana, Diana Minetti, de escribir sus memorias y poner su vida en claro.

Las pesquisas que el narrador pondrá en marcha para componer la biografía de Diana Minetti harán que lo que parecía una crónica rosa de chismes y ricos excéntricos devenga desvelamiento progresivo de un origen repleto de turbios secretos familiares (mafia, intentonas golpistas, estafas, servicios a la CIA…). Descubrimientos que sorprenden -y unen- al biógrafo y a la biografiada. Hay escritores y hay escritores-fabuladores. Roncagliolo pertenece con todos los honores a la segunda estirpe.